Recién, cuando se aprobó el proyecto, se entregó el presupuesto y se echó a andar la obra de defensas del río Piura, se advierte que el tramo del puente A. Cáceres está estrangulado.
Esto, como lo observaron los técnicos y lo vimos en los últimos periodos lluviosos intensos, pone en grave riesgo de inundación a Piura. En el 2017, el agua paso por encima de este puente.
Una recomendación que siempre hizo el difunto ingeniero estructural Jorge Jibaja, era el de recuperar el cauce en esta zona ampliando el puente para evitar que los caudales, en creciente, erosionen las defensas y generen mayor velocidad. Nadie hizo caso y el puente, que se “mezquindó” su construcción, sigue estrangulado y sobre esa falla se hacen hoy las defensas ribereñas.
El problema en Piura es que quienes deciden por estas obras millonarias son los ministerios, y desde Lima. No se consulta, pero lo más grave es que siempre nos hacemos los ciegos y empezamos a gritar solo cuando la leche ya se derramó; como ocurre hoy que advertimos que este reforzamiento no soportará crecientes mayores a los 3 mil metros cúbicos, según el CIP.