Gracias al congresista Jorge Flores Ancachi, más peruanos no se sienten representados por el Congreso de la República, y este poder del Estado muy probablemente incremente su abultadísima desaprobación.

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Luego de la difusión de los primeros audios en el que se escucha al parlamentario justificar su ilegal robo (“mochada”) de sueldo a los trabajadores de su despacho, escudándose en algunos de sus colegas que supuestamente también lo hacen -cita, por ejemplo, a la expresidenta del Congreso, María de del Carmen Alva-, el legislador puneño ha vuelto a la carga.

En un nuevo audio difundido por Cuarto Poder, menciona que “otros” legisladores también “mochan” sueldos a sus trabajadores. Estas vez Flores menciona a sus colegas Jorge Montoya y Jorge Cueto (ambos de Renovación Popular) y Roberto Chiabra (Alianza para el Progreso). Los tres se han rasgado las vestiduras y han gritado a los cuatro vientos que no han recortado el sueldo a sus trabajadores y anuncian que no solo le exigirán explicaciones, sino que denunciarán a Flores por difamación.

Al emitir su comunicado en que “rechaza los inaceptables comentarios” del congresista Flores, el presidente del Congreso no solo refleja falta de neutralidad, sino que insulta la inteligencia de los peruanos al invocar a la Comisión de Ética para que “adopte de oficios las acciones pértinentes”. ¿Cree que ya olvidamos que esta es una Comisión blindadora?

Más allá de lo repudiable que resultan estos hechos vergonzosos -en caso de que sean ciertos-, es interesante que el denunciante pretenda justificar lo injustificable usando como protección las faltas o delitos de otros.

Los aludidos podrán aplicarle todos los calificativos a su acusador, quien en caso de estarlos difamando alegremente tendrá graves problemas con la justicia y como congresista; pero lo que no pueden hacer es tapar el sol con un dedo y pretender usar ese escándalo para proyectar una imagen de moralizadores que no tienen.

Tampoco podrán hacer que los peruanos olviden los mayúsculos escándalos del Congreso, como los viajes a China, las leyes populistas en contra de los intereses del país o el plan para quedarse hasta el 2026 y capturar las instituciones.