Como era de esperarse, el Gobierno ya no pudo seguir ocultando lo evidente y ayer el ministro Alex Contreras admitió que la economía está en recesión, lo que -entre otros efectos- haría incrementar la pobreza y la informalidad.
El mismo responsable del timón económico del país, quien hace unos meses señalaba que no estábamos bajo esta situación, soltó ayer sin anestesia lo que ya era un secreto a voces: “La situación es completamente difícil, es sin duda una recesión, no me cabe la menor duda y lo que queremos es salir de esa recesión”.
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Lo primero, por duro que resulte, no llama la atención, hace mucho que los analistas lo venían advirtiendo y era el Ejecutivo el que insistía en no reconocerlo. Luego que el país ha sido testigo de cómo desde la Casa de Pizarro y desde los Ministerios en lugar de destrabar proyectos en sectores clave como la pesca, agricultura, turismo, ARCC y principalmente minería, han mantenido una asfixiante tramitología, justo cuando el precio de los metales subía y El Niño daba tregua; resulta difícil creerle al ministro Contreras cuando dice que “queremos salir de la recesión”.
Haber admitido que la economía peruana está en un momento crítico, dejar de maquillar la caída del PBI, del empleo y del consumo, anunciando que para revertir la recesión se ha optado por la vía de un crédito suplementario, parece ser un paso positivo.
Sin embargo, sin cambio de estrategias, sin real voluntad política, la solución no llegará por suerte o azar. El Gobierno también tiene que admitir que falló en sus esfuerzos para animar las expectativas de los agentes económicos, se equivocó al hacer anuncios de inversiones que no hay cuándo se concreten; o al ofrecer en diferentes direcciones lluvias de millones de gasto público que aunque se necesita no se ejecuta.
Si en adelante los inquilinos de Palacio quieren que sus medidas funcionen, necesitan incrementar su dosis de realidad y hacer un giro de timón. El panorama no pinta nada bien, como lo advierten Macroconsult y el Instituto Peruano de Economía (IPE), la producción del Perú cerraría este años en rojo con una caída de entre 0.2% y 0.3 %.
Además de la pericia para cuidar y transparentar mejor las finanzas, el Gobierno ya no puede seguir dejando el país con piloto automático, o se decide a aplicar medidas coherentes como frenar drásticamente la crisis política que ahuyenta la inversión, o el país seguirá cayendo al abismo.
