La sonrisa sarcástica de la otrora todopoderosa premier Betssy Chávez, al ser detenida el último martes por su presunta vinculación con el golpe de Estado dado por Pedro Castillo, confirman la inmadurez y actitud emocional con que se manejaban las decisiones trascendentales para el país durante el gobierno del maestro golpista.
Evocando a su exjefe, Pedro Castillo, el tristemente célebre autor de la frase “esta prensa es un chiste”, podría decirse que ahora su frase es aplicable no a los medios como pretendió su jefe (cuando le preguntaban por qué le mentía a la Fiscalía), sino a su círculo de poder y en particular a Betssy Chávez quien, desde el encarcelamiento del profesor, se ha dedicado a negar su participación en el intento de cerrar el Congreso y tomar el Poder Judicial. Es decir, “los políticos castillistas son un chiste”.
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Primero fue el congresista y también expremier castillista Guido Bellido, quien con descaro y ningún fundamento jurídico, presentó este lunes un proyecto proponiendo nada menos que una ley de amnistía con la evidente intención de -en caso la norma sea aprobada- liberar al expresidente Castillo, librándolo de cualquier responsabilidad penal por los procesos que afronta.
El martes, Betssy Chávez protagonizó otro chiste castillista no solo al echar los perros contra los periodistas para evitar que graben su detención, sino al salir en redes anunciando que esperaba a que la Policía llegue por ella. Cuando el guante le cayó encima, aseguró que ahora tendría tiempo para hacer otra tesis que tenía pendiente. Así, y como si no se hubiera enterado que ya no tiene poder, o girando en la inconsciencia de que estará dieciocho meses privada de su libertad hasta que se esclarezca su situación, entre risas y gestos de aparente tranquilidad, pretendió sacudirse de la gravísima responsabilidad que le alcanza. Cinismo puro.
Lo cierto es que esa suerte que la llevó al Congreso y a ser ministra de Trabajo, Cultura y premier, sin más trayectoria que una tesis plagiada, se le acabó. Ahora desde prisión le toca ponerse seria y dar explicaciones convincentes a la Corte Suprema, sobre sus chats convocando a sus ministros -una hora antes del golpe- para “apersonarse inmediatamente” y mantenerse unidos por tratarse de “un día histórico”.