Mediante el lanzamiento, ayer, de la campaña “No aceptamos morir así”, por parte de un colectivo ciudadano conformado ante el imparable incremento de casos de infectados y la alta letalidad, se busca llamar la atención del Gobierno Central que sigue sin reaccionar, mientras esta región va camino de alcanzar el mismo nivel de gravedad que Loreto.
La situación de la región es más grave de lo que muchos creen. Para el especialista Helmer Huerta, que Piura tenga un 10% de letalidad es gravísimo, solo le faltarían cinco puntos para estar como Italia. Y eso tiene que ver con quienes desobedecen la cuarentena por la necesidad de salir a ganarse el sustento, pero también a un Gobierno que se demoró dos meses en empezar a aplicar pruebas rápidas focalizadas en los
puntos de mayor contagio.
Solo en el centro de Piura acaba de detectarse 80 nuevos casos mediante pruebas aplicadas a trabajadores de farmacias, entidades financieras, incluido el personal de seguridad.
Las cifras de comerciantes detectados progresivamente en mercados de la región son de espanto y pudieron ser mucho menores si no se marginaba a Piura.
Urge parar la velocidad del contagio, asegurar balones de oxígeno, ventiladores y al menos 10 mil kids de medicina para atender pacientes en centros de salud hospitales de campaña y en los hogares. Para ello se requiere liderazgo, que el Minsa asuma la estrategia, como lo propone el Congreso que ya aprobó un proyecto de ley para asegurar el presupuesto.
Si la estrategia del Gobierno va a seguir siendo enviar cada semana a un ministro ingeniero que en dos meses no logró resultados, o al del Interior que en lugar de ir a los hospitales hacinados, le da al primer mandatario una imagen distorcionada al decir que todo está bien en Piura; las cosas se pondrán peor.
Los piuranos no podemos seguir indiferentes, sumémonos a la campaña para que el Gobierno atienda con urgencia a Piura, no con más promesas vacías, sino frenando drásticamente al COVID-19 y a la corrupción regional.