El panorama del empleo, tras varios meses de pasar por un túnel oscuro y que parecía interminable, parece encontrarse con un futuro prometedor. Al menos, según los cálculos de los gremios empresariales, en febrero podría verse una recuperación notable de la economía. De hallarse condiciones climáticas favorables, la agricultura experimentaría una rápida recomposición de la producción y las condiciones laborales de los jornaleros.
PUEDES LEER ? La prensa debe recuperar la confianza
¿Qué significa todo eso? Que, finalmente, el país podría empezar a enderezarse y alejarse del temor de convertirse en una copia boba de otros regímenes que han fracasado y han acabado con su matriz de crecimiento solo por causa de pésimas decisiones políticas. Lo que, según las expectativas, estaría funcionando como condición de mejora es la disipación del temor a un Niño Costero de grandes magnitudes; pero la palanca de este renacer del desarrollo se encuentra, en definitiva, en la voluntad de trabajar en conjunto por el país. Debemos aprovechar la tregua que, aparentemente, nos extiende el tiempo, para reorganizar el trabajo, para modernizar las diferentes industrias, aprovechar la ola y construir justicia y bonanza en una sola voluntad. Pero, técnicamente, ¿qué más se puede hacer?
Debemos recordar que el principal flagelo socioeconómico de Piura es la informalidad, que bodea el 65% en la actualidad. No habrá crecimiento sin tributación, y no hay tributación sin formalización. Entonces, es necesario que una de las metas del Ejecutivo sea alentar la formalización a como dé lugar. A pesar de las enormes distancias entre un caso y otro, recordemos que, así como en Pataz (La Libertad), donde “formalización” suena a chino, también en las calles es posible que la falta de autoridad y mínima regulación del panorama económico nos conduzca a una jungla insuperable.
En nuestras manos está empezar a mejorar, empezar a ser mejores ciudadanos y contribuir con esta propagación de buenas voluntades que nos lleven a moralizar la economía y lograr que el afán de transparencia se imponga a otros criterios y recetas especialmente elaborabas para el desastre. Y esperemos que las condiciones materiales de El Niño no se reporten o no signifiquen un desengaño y freno al país.