Tal como se temía, la improvisación con que ha empezado a ser manejado el sistema de salud desde la llegada del señor Hernán Condori empezó a pasarle factura al país. Más de 8.500 vacunas contra la COVID-19 vencieron en almacenes de las Direcciones Regionales de Salud de San Martín, Tacna y Madre de Dios; además cuatro millones de dosis están en riesgo de vencimiento, según Contraloría.
Luego de este hallazgo es de esperarse que el ente de control incremente sus acciones de fiscalización en otras regiones como Piura. No olvidemos que la Federación Médica de esta región ha advertido de un lote de dosis que también habrían vencido, por lo que ha pedido a la institución competente tomar medidas urgentes.
Si bien el área de Intervención Sanitaria de la Diresa ha negado esta versión asegurando que 82 mil dosis del laboratorio AstraZeneca, recién vencerán a fines de abril y no en marzo, lo más sensato es despejar dudas.
Recordemos que el exministro de Salud, Hernando Cevallos, ha confirmado que el 31 de marzo y a fines de abril vencen alrededor de dos millones de vacunas contra el coronavirus anticovid justamente de AstraZeneca.
Lo grave es que esta situación se da coincidentemente cuando la vacunación ha sufrido una drástica desaceleración. Es risible que el señor ministro de Salud, a quien no le ha quedado otra que admitir que el riesgo de vencimiento es real, pretenda lavarse las manos tratando de responsabilizar de su ineptitud a gestiones de otros ministros.
Por si fuera poco en sus recientes entrevistas se le ha dado por preguntar ¿qué han hecho sus antecesores para evitar el vencimiento de las dosis? Habría que responderle que lo que han hecho las gestiones anteriores simplemente es algo que él no hace: vacunar, inmunizar al ritmo que la situación amerita, con transparencia y urgencia.
Y es que el lento avance en la inmunización de niños y adolescentes sumado a la relajación de medidas y ahora la pretensión del Minedu de autorizar el aforo de 100% en los colegios, hacen mucho más urgente que de una buena vez se recupere o acelere el ritmo de la vacunación. La estrategia de obligar a los mayores de 18 años a vacunarse con tercera dosis, si bien es acertada no funcionará si no se entrega más vacunas a las regiones o las pocas que hay se guardan y se dejan malograr.
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