El Ejecutivo y las autoridades sanitarias en Piura han sido claras al advertir que estamos en una fase en que el contagio ha trascendido los entornos familiares y el coronavirus puede diseminarse por toda la población.

En este contexto, es necesario extremar las medidas de precaución y obedecer las órdenes dadas por el presidente Vizcarra.

Las autoridades han sido explícitas al señalar que la mayor cantidad de contagiados en el país son personas que desacataron las recomendaciones y cambiaron la prevención por la diversión irresponsable.

Aunque podría pensarse que estas prácticas han cesado con el toque de queda, vemos que no es así.

A través de las redes sociales circulan videos de intervenciones en Lima y otras partes del país a sujetos incapaces de comprender que en una cuarentena nadie puede reunirse con los amigos en una bodega a vender licor, que las reuniones en los parques están prohibidas y que no hay libertad de tránsito vigente, salvo en casos muy especiales ya reglamentados por la autoridad.

Si no tomamos en cuenta todas las formas de prevención posibles, el virus podría expandirse y, dada la calidad cuestionable de nuestro sistema de salud, la falta de médicos suficientes y los problemas de infraestructura harto conocidos, la atención sería insostenible para los pacientes de mayor riesgo.

En Piura, recordemos, hay 600 mil individuos, casi el 40% de la población regional, con este problema.

El coronavirus representa la oportunidad que se nos da para poder desarrollar sentimientos y conductas empáticas, altruistas y civilizadas, dirigidas siempre al cuidado colectivo y a la responsabilidad personal.

Esto es particularmente difícil para un país que ha vivido una relación conflictiva o compleja con el poder, pero no podemos abandonarnos ante el avance de esta enfermedad.

En ese sentido, cada uno, desde su posición, es capaz de salvar una o miles de vidas si acepta las reglas impuestas durante esta emergencia; en vez de solo aplaudir a los médicos, enfermeras, policías y soldados desde los balcones o ventanas, contribuyamos de una manera más eficaz y no recarguemos el trabajo de este ejército de paz que libra una dura batalla en los hospitales y las calles, aún a costa de su integridad.