Se ha convertido ya en una pésima costumbre de muchos “políticos” peruanos subirse al coche de legítimas movilizaciones para ganar los adeptos que por sí solos no logran congregar. En ese sentido, la movilización de ayer no fue la excepción.

Si numerosos peruanos querían expresar espontáneamente su dolor, descontento, impotencia y hartazgo contra los causantes del deterioro de la institucionalidad y el sistema democrático, algunos terminaron por desanimarse de asistir, mientras que otros que sí lo hicieron se vieron desacreditados por los oportunistas de siempre.

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Para muchos de los que llegaron a protestar, fue difícil no sentirse opacados y deslegitimados al tener que marchar junto con algunos de los lobos disfrazados de corderos que increíblemente son causantes de la polarización y caos que tanto daño le han hecho al país en los últimos años, como los amigos de Vladimir Cerrón y Verónica Mendoza. Días antes, ellos se colaron a la convocatoria a la marcha, como si los peruanos hubieran olvidado que ellos son políticamente responsables del odio y enfrentamiento promovido por su amigo, el expresidente Pedro Castillo, y por el expremier Aníbal Torres en sus “consejos descentralizados”. 

Es difícil no indignarse también por el oportunismo de muchos de los congresistas que, olvidando su cola de paja, sus pactos y componendas en contra la educación, institucionalidad e intereses del país, ayer pretendieron lavarse la cara. Los perulibristas “pupilos de Cerrón” y algunos legisladores de Fuerza Popular, por ejemplo.

Mención aparte ocupan los azuzadores y radicales “misteriosos” que nuevamente ayer intentaron sembrar el caos y el terror. En la Panamericana, a la altura de Chimbote, vándalos bloquearon momentáneamente la vía; también fue cerrado el puente Ilave, y en Huancavelica desconocidos intentaron quemar la Prefectura. En tanto, en Pisco, a un sujeto que viajaba de Ayacucho a Lima para participar de la protesta, la Policía le incautó 12 explosivos ocultos en una mochila. Pregunta para el Ministerio Público: ¿quién intenta sembrar el miedo?