Sin embargo, hay otra perspectiva que sería interesante explorar porque nos devuelve la confianza en un sistema que, a pesar de sus notorias imperfecciones, continúa siendo el más viable para sostener las bases del crecimiento y el progreso: nuestra justicia funciona.
A pesar de la complejidad de los casos, de las múltiples presiones políticas, de la descarada apología que en muchas ocasiones ha dominado el debate desarrollo al margen de los procesos judiciales, el Poder Judicial ha dado, una vez más, muestra de que funciona para normar el destino de nuestros gobernantes, sean estos de izquierda o de derecha.
Esa es la manera en que debe funcionar la justicia en el país, sin miramientos en detalles que no suman al criterio jurídico, con la mirada puesta en la letra de la ley.
Los jueces a cargo del caso Toledo se han sobrepuesto a la maquinaria abogadil que pretendía crear atenuantes como el siempre mentado cáncer, la excusa con que se pretende esquivar la cárcel y ha tratado al exmandatario como un ciudadano que debe rendir cuentas de sus presuntos actos de corrupción cuando ostentaba el primer cargo político del país.
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Existen otros mandatarios que en su oportunidad darán cuenta sobre sus acciones, pero ahora tenemos confianza en que no se escaparán de ser puestos en la balanza y que serán juzgados con garantías de limpieza y rectitud.
Nuestro país ha pasado por crisis realmente graves, algunas de las cuales, incluso, parecían estar a punto de destruir nuestro sistema de convivencia recordemos el caso del aventurero Castillo, un sujeto que sigue reclamándose prisionero político a pesar de la flagrancia de sus actos, pero ha sido el sistema judicial el que ha vuelto a remarcar que esta democracia nos conviene para alcanzar el anhelado desarrollo en paz y con respeto a las leyes.
El sistema judicial, sin embargo, no es perfecto, y sería miope creer que estamos cerca de tener jueces y fiscales probos en todo el país; sin embargo, la señal de su funcionamiento nos debe conducir a seguir exigiendo su mejora día a día.
