El Perú sigue haciendo papelones internacionales. Esta exposición constante de nuestro país en la prensa internacional parecería antojadiza, producto de un complot foráneo; no obstante, si nos fijamos bien, y sin descartar que exista por parte de Colombia o México una animosidad ideológica contra nuestra república, veremos que ha sido el Gobierno de Dina Boluarte el que ha dado los pasos en falso.
PUEDES LEER ? Editorial: Las mypes, en su peor hora
Boluarte, recientemente en Nueva York, en una cumbre donde se esperaba que la mandataria tuviera acercamientos con sus pares del primer mundo y de América Latina con el objetivo de trazar acuerdos de diversa índole, no logró nada. Apenas consiguió una entrevista con el presidente de Paraguay, un país que no forma parte de la agenda de ninguna república que aspire a afianzarse. Sí, es cierto que ayer por la tarde se reunió con Joe Biden, pero esto no debería sorprender, toda vez que Estados Unidos es el país anfitrión. Lo demás fueron fotos, flashes, poses, pero ¿qué son las fotos y las poses cuando no reflejan la realidad?
¿Este ninguneo olímpico al Perú es culpa de la Cancillería? ¿Los diplomáticos peruanos son un ejército de negligentes incapaces de agendar una cita? Nada de eso. Por el contrario, fue el equipo de Relaciones Exteriores el que, de algún modo, desplegó sus mejores oficios para maquillar la imagen nacional. La culpa es de la propia presidenta y su posición inconsistente que solo ha conducido a la confusión: ¿Querrán los países del norte sentarse al lado de Boluarte y darle tácito aval a una gestión que consideran, cuando menos, genocida?
PUEDES LEER ? Editorial: Piura abandonada y sin sanción a culpables
Es claro que lo ocurrido en abril fue efecto de un escenario bastante complejo el que se dieron la mano la intolerancia de los castillistas, la subversión infiltrada, el anhelo de los verdaderos demócratas que reclamaban un recomienzo político bastante sensato como lo hemos expresado en este diario y la incapacidad del Gobierno para lidiar con el desorden sin recurrir a las balas. Para colmo de males, Dina Boluarte, en su mensaje de 28 de julio pidió perdón por las muertes. ¿En qué quedamos? Ese vaivén, para los mandatarios extranjeros, es sospechoso y contribuye a reforzar la leyenda negra de que en el Perú opera una dictadura corrupta y matadora de la institucionalidad. Es imperativo cambiar esa imagen ya.