Parece que nuestras autoridades y la titular de la Reconstrucción con Cambios (RCC) recién están tomando nota de las consecuencias de las casi 300 observaciones que tienen el Plan de Desarrollo Metropolitano y el Plan de Acondicionamiento Territorial.
Para que cunda el pánico, todos dicen que se trabajará en paralelo con las obras de la RCC. Pero este paralelismo es poco probable.
En principio, los plazos para subsanar los yerros detectados es muy breve, a decir de algunos especialistas. Saquemos cuentas: son 300 observaciones -hace unos días se pensaba que solo (?) eran 240- y el tiempo para reacomodar el documento es de 40 días. No hablamos de simples detalles técnicos, sino de temas de fondo: por ejemplo, ¿cómo se podría hacer un plan de gestión de cuencas ciegas si la información con que se sustenta el documento es anterior al 2017?
Antes del último fenómeno El Niño se hablaba de una menor cantidad de cuencas. En segundo lugar, en ambos documentos se desconoce que ciertas zonas no son más que asentamientos ilegales, tapones de drenes, un riesgo para la estabilidad urbana. ¿Cómo se pueden arreglar estos asuntos de diagnóstico en cuarenta días? ¿Y las municipalidades? El plan es metropolitano y obliga a los alcaldes distritales a involucrarse en esto. ¿Tienen los cuadros especializados y preparados para revisar estos documentos y hacer sus propios aportes? Como se dice, ¿les harán el avión a los “técnicos” de las comunas?
Es probable que nuevamente nos encontremos con situaciones derivadas de hacer todo a última hora, como quede, sin preocuparse por la prolijidad de un documento que debe servir como guía para el desarrollo ordenado de Piura, que sigue aspirando a ser una ciudad moderna y alejarse de esa imagen escindida entre la vanguardia y el desfase.
Nuestras autoridades deben hacerse cargo de esto y defender los intereses de la ciudadanía. La Reconstrucción también está en peligro de seguir retrasándose. No podemos consentir que se hagan trabajos de medio pelo y se pretenda con ello hacer una urbe viable. Esta es la oportunidad de hacer política verdadera, auténtica gestión de los recursos de la ciudad. No desaprovechemos esto. Que no nos timen una vez más.