Con la delicada misión de lograr un diálogo frúctífero y consensos entre el Ejecutivo y el Congreso para reimpulsar con éxito la lucha contra la pandemia y la recuperación económica del país, ayer juramentó como presidente del Consejo de Ministros el general en retiro, Walter Martos Ruiz.
Martos ya tiene el timón del gabinete y es uno de los rostros más vivisibles del Ejecutivo y quien se hizo popular en las regiones coordinando el trabajo preventivo con alcaldes y gobernadores en los momentos más críticos de la pandemia; es posible que algunos de los congresitas que le bajaron el dedo al anterior premier por “no priorizar” el tema de la salud en su reciente discurso ante el Congreso, se vean obligados a ser consecuentes y dar su respaldo al renovado equipo.
Obviamente -y así se lo han dichos algunos parlamentarios a El Tiempo– el nuevo Gabinete a través de su presidente deberá ser claro en exponer las políticas del Estado en Salud, Educación y Economía.
Los siguientes días son claves para lograr la unidad de las fuerzas políticas que el presidente Vizcarra reclama. Por bonito y conciliador que haya sonado ayer su llamado al país y a los legisladores para que “no nos pongamos obstáculos” entre peruanos porque “todos jugamos para un mismo equipo”, la pretendida vuelta de página no será tan fácil.
Tal como opinan algunos analistas, las fricciones entre Ejecutivo y Legislativo podrían continuar. Si bien, los economistas saludan la ratificación de María Antonieta Alva en el MEF para dar continuidad a la recuperación económica, su permanencia también podría ser vista como una provocación de parte de Vizcarra.
Con una respuesta del Ejecutivo que le pide un evidente alto al fuego, el Congreso tiene la oportunidad de sumarse al clamor ciudadano y demostrar que no lo mueven pretensiones subalternas, deponer cualquier interés mezquino de sus bancadas y priorizar la sobrevivencia, la salud y la vida de los peruanos; o usar el poder que le confiere el no poder ser disuelto para ahondar la crisis… y dispararse a los pies. Nada está dicho.