Debemos tener en cuenta que la crisis desatada por la expansión del coronavirus no se limita únicamente a la cuarentena.

Hay un escenario posterior que no ha sido adecuadamente analizado, pero que podemos vislumbrar y debemos estar preparados para enfrentar una serie de dificultades no solo sanitarias, sino también económicas, educativas, sociales.

Una de las mayores preocupaciones es cómo enfrentar el escenario postcuarentena desde la perspectiva económica.

Muchos piuranos, amparados en las facilidades para disponer de los fondos de Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), esperan el momento para ir y retirar de los cajeros la mayor cantidad para reflotar sus alicaídas economías.

Esta conducta, perfectamente comprensible en un mercado dominado numéricamente por mypes y empresas familiares de fundamentos bastante inestables, puede ser peligrosa y contraproducente.

Hay que recordar que, más allá de cualquier decreto o autorización gubernamental, la naturaleza de la CTS es de proteger al trabajador en caso de desempleo.

En otras palabras, es un fondo que debería permitir el sostenimiento de una familia hasta que sus miembros económicamente activos puedan asegurarse ingresos permanentes.

Si uno gasta su CTS en esta crisis pasajera, podría meterse un autogol económico muy grave.

El uso de este dinero debe ser racional. El decreto de urgencia publicado por el Ejecutivo permite la liberación de hasta 2.400 soles por cada benef iciario.

¿Es posible que los piuranos nos amarremos el cinturón y mantengamos intacta nuestra CTS?

Es difícil, pero recordemos que las consecuencias dejadas por la pandemia son la descapitalización de las empresas medianas y pequeñas, la paralización de producción y la consecuente desaparición de los ingresos.

Es muy probable que esto provoque despidos en todo el país. Es entonces cuando será necesario contar con el respaldo de la CTS para paliar una posible época de vacas muy, muy flacas.

Si a pesar de esto, y si sus necesidades son bastante graves, le recomendamos usar solo el dinero necesario.

No se emocione pues, a fin de cuentas, la original intangibilidad de la CTS era beneficiosa al trabajador.

En nuestro país, la disciplina económica no es un rasgo muy ejercitado y la plata puede hacernos perder la cabeza.