Muchas lecciones dejan los comicios regionales y municipales del domingo. Una de ellas es la aplastante “paliza” que los peruanos le dieron a la izquierda radical, en especial a Vladimir Cerrón y a Perú Libre, partido que fue borrado del mapa electoral.
Esta vez Pedro Castillo, ciertamente uno de los principales causantes de la severa sanción democrática sufrida por el partido del lápiz, no pudo evadir -como de costumbre- las muestras de indignación y hartazgo de las mayorías a las que sigue defraudado con su desastroza gestión.
Indirectamente la población también le está diciendo mayoritariamente no a las pretensiones antojadizas contenidas en el ideario de Cerrón, quien con su supuesto distanciamiento de Castillo –al obligarlo a renunciar a su partido-, pretendió en estas elecciones ganar algunas regiones y alcaldías.
El tiro le salió por la culata, Perú Libre no ganó en ninguna de las regiones donde postuló.
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El jalón de orejas ciudadano no solo ha ido dirigido contra una izquierda supuestamente defensora de los más débiles, sino también contra sus pretensiones de imponer una asamblea constituyente y un cambio de Constitución; en las urnas la población ha rechazado a quienes promueven políticas anti inversión privada, discurso antiminero y divisionista.
Otra de las lecciones del domingo es para los partidos tradicionales, por ejemplo, Acción Popular y Fuerza Popular que también han sido borrados del mapa político.
A estas organizaciones y a todos los que sufrieron una derrota mayoritaria en diversas regiones, el pueblo les está recordando la existencia de un gran patrón estructural instalado desde hace buen tiempo en la política peruana: los partidos ya no tienen presencia territorial, los electores no votan por partidos sino por caudillos, independientemente de si postulan con una organización política nacional, regional o local.
La tercera enseñanza tiene que ver con el descrédito en que han caído los partidos, eso tiene sus consecuencias, genera desinterés cada vez más acentuado en población.
Los electores –esta vez no podía ser la excepción-, no fueron a votar porque creen que determinado candidato puede dar solución a sus problemas, lo ha hecho a regañadientes, han ido a elegir al mal menor.
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