Qué duda cabe que al entrar en pánico por la abundancia de pruebas de corrupción en su contra y de su familia, el señor Pedro Castillo se quitó la careta y sacó las garras.
No contento con “pedir-exigir” con total descaro una investigación e inmediata salida del heroico coronel PNP, Harvey Colacho, quien dirige las investigaciones en su contra; cambió al alto mando de la Policía, buscando impunidad.
Es evidente que, herido en su orgullo por los grandes logros de la Diviat en apoyo al Equipo Especial contra la Corrupción en el poder, usa la investidura presidencial para descabezar a la Policía no para hacerla más eficiente en la lucha contra la delincuencia que agobia a los hogares peruanos.
Como no pudo desarticular a esta unidad élite a través del ministro del Interior, ahora intenta hacerlo nombrando nuevo comandante general, un nuevo jefe de Estado Mayor y un novísimo inspector general.
Agosto no es mes de cambios, pero sí de investigaciones al núcleo del poder. Nada es coincidencia en política, el falso demócrata que solo habla de respeto a la voluntad del pueblo expresada en las urnas cuando le conviene, para escudarse y no responder por la repartija de obras millonarias en pago a los financistas de su campaña política (“Los Chiclayanos”; ahora saca las uñas de dictador.
Ya lo había hecho para sacar del cargo al ministro Mariano Gonalez, ni bien hizo cambios “sin pedirle permiso”.
Estamos sin duda ante una campaña de intimidación a la Policía, pero también ante una estrategia presidencial para controlar dictatorialmente a la institución, según sus intereses.
Hace bien la presidenta del Congreso en advertirle a Castillo que está incurriendo en un nuevo acto de obstrucción a la justicia y abuso de poder en la PNP. Dada su incapacidad para el cargo, se niega a entender que la Policía, no están para amarrale los zapatos ni para apañar sus cada vez más visibles hechos de corrupción, sino al servicio del país, para proteger a los peruanos.
Lo que no ha dicho la presidenta del Parlamento es hasta cuándo este poder del Estado seguirá siendo cómplice del deterioro a las instituciones y el empobrecimiento del país causado por Castillo.
La anunciada interpelación al ministro Huerta para explicar los cambios ya sabemos cómo terminará. En nada. ¿El debate sobre adelanto de Elecciones Generales para cuándo?
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