Asegura la Dirección Regional de Salud (Diresa) que recibió una “directiva humanitaria” para dar oxígeno a La Libertad y otras regiones. Como si nos sobrara. Como si los pacientes de Piura, Sullana y Talara, entre otros, no se estuvieran muriendo a falta de este insumo. Y el papelito con la mencionada directiva no aparece. Hace una semana que el Consejo Regional lo solicitó pero a esta institución -valgan verdades- nadie la respeta.
En esta edición, recogemos el clamor de los médicos de Sullana, quienes también piden oxígeno y más personal de salud para atender una emergencia que hace rato ha excedido las capacidades humanas y logísticas de los centros médicos de la región. ¿También habrá una “directiva humanitaria” para atender sus urgencias? ¿O tendrán que ponerse en la cola de todos los que reclaman un poco de atención a las autoridades de Piura?
Por si no fuera suficiente, la Contraloría ha advertido que las diferencias entre las estadísticas de casos y fallecimientos por coronavirus afectan a la estrategia de lucha contra esta enfermedad. El Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades (CDC) dice que en la región han muerto, hasta el 28 de marzo, 4.739 personas. Sin embargo, la Diresa reporta solo 3.340; es decir, 1.399 menos. Es probable que la diferencia se deba a que el Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef ) agrega datos a su conteo en tiempo real, mientras que aquí hasta la muerte debe sufrir el peso de una burocracia inoperativa que solo desprestigia el servicio público, visto por los ciudadanos como una cueva de aprovechados e insensibles apoltronados a la espera del salario.
Naturalmente, tanta indolencia, tanta ineficiencia y tantas excusas -como la bendita “directiva humanitaria”- tienen sus efectos en la lucha contra la pandemia: no hacemos todo lo que podemos, dejamos que la realidad nos abrume (algo así como cuando el gobernador Servando García dijo que no le pregunten a él por las carencias hospitalarias, pues EsSalud es quien se encarga).
Cuando las autoridades abdican de su rol de proteger a la ciudadanía, ¿a quién podemos recurrir? Nada más que a nosotros mismos. Cuidémonos, cuidemos nuestras vidas y las de nuestras familias. Autoridades, no tenemos.
