Por: Mgtr. Alberto Requena Arriola / Profesor de Historia y Gestión Cultural UDEP
El acceso a la información en las últimas centurias ha mejorado drásticamente. Hemos pasado del pergamino al libro y de la radio al internet. Hoy en día la llamada nube es el lugar de las innovaciones más sorprendentes.
Recientemente la denominada inteligencia artificial generativa ha irrumpido en el mundo educativo con grandes oportunidades, desafíos y miedos. Uno de ellos, más preocupantes, es lo que será -de ahora en adelante- lo genuinamente humano. Si la creatividad seguirá siendo el elemento distintivo de las personas o qué otro aspecto quedará exclusivamente como humano.
Al parecer la generación de nuevos conocimientos ya entró en terreno fangoso. Los procesos matemáticos, memorísticos, predictivos, por citar algunos, son realizados con mayor exactitud y velocidad por las máquinas. Hay otros como el de la ética que aún no se nos ha arrebatado del todo. ¡Por el momento! Pero que se sepa que Tesla utiliza procesos de IA para toma de decisiones de índole moral frente a un eventual accidente de tránsito.
¿Debemos tener miedo? Quizás no debamos darnos ese lujo. Debemos ingresar a conocer y comprender el ecosistema de la IA que el mundo digital nos ofrece. Es tal vez un momento histórico, un cambio de paradigma el que se está generando delante de nuestros ojos.
A diferencia de hace unos lustros cuando escolares y universitarios acudían a plataformas como El Rincón del Vago para descargar otros trabajos ya hechos y cumplir con sus tareas, hoy en cambio acceden a plataformas con algoritmos complejos que les permiten crear, corregir, traducir, y hasta “humanizar” estilos de redacción. Aquí hay algo nuevo, lo que podríamos llamar la “co-creación”.
No nos engañemos, no estamos intentado disimular plagios o copias más elaboradas. La idea que se desea explicar va más allá de este tema muy importante que es el moral. Es posible que nuestros estudiantes ya no sepan diferenciar qué es un ensayo o trabajo suyo, personal y auténtico de uno que realizan con IA.
Los profesores deberemos estar atentos a los avances y estudiar a fondo no solo el aspecto técnico de la IA sino el trasfondo del cambio cultural vigente. Nosotros decidimos si los ayudamos a navegar en esos mares digitales o los dejamos naufragar en la ilusión tecnológica. Reflexionar, imaginar, resolver, empatizar y decidir son procesos mentales genuinamente humanos que pueden ser potenciados con la IA.
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