De 2 a 4 se incrementaron los robos diarios en Piura, según el general Eswin Manay, jefe de la Macrorregión Policial PNP, una preocupante advertencia que no debe pasar desapercibida no solo por la Policía con apoyo de las FF. AA., sino también por las propias familias y todas las instituciones vinculadas a la lucha contra la inseguridad ciudadana.
Para contar con el marco apropiado que requiere su
recuperación economía, ahora la región tiene al frente dos
retos que lograr en el segundo semestre del año: primero, evitar a toda costa una segunda ola de contagios, sincerando cifras de muertos e infectados al potenciar todas aquellas medidas que sí están dando resultados, como el hecho de que los piuranos, al salir de casa, eviten el
contagio lavándose las manos, desinfectando ambientes
y alimentos, manteniendo el distanciamiento y usando
mascarilla, sin necesidad de tener delante una patrulla
policial; continuando e incluso ampliando la aplicación de
pruebas mediante el programa Te Cuido Perú; atacando a
la enfermedad desde los primeros síntomas; así como no
bajando la guardia en el control y sanción en los focos de
contagio, en especial en el transporte, mercados, supermercados, negocios diversos y exteriores de las entidades financieras.
El segundo reto es neutralizar la ola delictiva que se
viene, impulsada por el incremento del desempleo y
la pobreza. Alcanzar esta meta pasa por un cambio de
estrategia. Si antes nos sentíamos seguros por la presencia policial en puentes, principales vías urbanas y puntos estratégicos de la ciudad, esto cambió. La Policía ahora debe hacer uso incluso de su personal de áreas administrativas para salir a combatir el delito. Urge retomar y fortalecer las áreas de Investigación Criminal, con el adicional de tener que luchar contra un nuevo enemigo, la ciberdelincuencia incrementada en los últimos meses.
En las calles los delincuentes, raqueteros, marcas que
ya eran un grave problema antes de la cuarentena, aprovecharán la confusión y angustia de quienes han perdido el trabajo o tienen familiares enfermos, para hacer de las suyas, volverán incluso más avezados para delinquir a la salida de farmacias, bancos y centros comerciales. Ya no es necesario que se cubran el rostro con capuchas, ni siquiera con cascos de motociclista, basta con usar mascarilla.