El avance de la COVID-19 -el real avance, no la versión oficial- en la región en los tres primeros meses del año arroja cifras estremecedoras. Resulta que la cifra de 517 fallecidos reportada por la Dirección Regional de Salud (Diresa) no es ni la mitad de la cantidad real. Según el Sinadef, entre enero y abril la tasa real fue de 1.780 decesos por la pandemia.
Es decir, en lo que va del verano, solo uno de cada tres muertos por coronavirus estaban siendo consignados en la estadística oficial; ello quiere decir que tanto el Ejecutivo como la Dirección de Salud estaban tomando decisiones basadas en cifras erróneas.
La pregunta es cuánto del actual repunte de casos, el colapso de los hospitales y el empeoramiento de la crisis sanitaria se deben a las variantes británica y brasileña, y cuánto, a la mala planificación basada en información errada (¿o maquillada?).
Esta segunda ola no es el mejor momento para encontrar culpables: no sabemos cuántas otras complicaciones traerá, cuando el “Financial Times” acaba de ubicar al Perú en el primer lugar del mundo en “exceso de muertes” por millón de habitantes (al estar por encima de los 4 mil), al conocerse también que Lima ha registrado 314 fallecidos en 24 horas, una de las cifras más altas de la pandemia.
En los siguientes años, las investigaciones tendrán que esclarecer qué pasó y cuántas muertes pudieron evitarse con mayor previsión y planificación. Mientras tanto, los ciudadanos de a pie necesitamos saber qué hacer ahora, cuál es el papel que nos toca y el de las autoridades, instituciones públicas y empresas para parar al virus, qué plan aplicará el Gobierno de transición y el GORE para lograr una contraofensiva realmente eficaz. Cruzarnos de brazos a pesar de las constantes advertencias del Colegio Médico y Federación Médica, dejar que se haga un manejo político y no técnico de la crisis, nos está pasando factura.
Funcionarios y autoridades competentes, reaccionen. ¿Seguirán sin invertir en educación comunitaria y aplicando el “sálvese quien pueda”? ¿Qué han hecho para bajar el riesgo de contagio durante las elecciones? Echar la culpa a otros y seguir improvisando la gestión de la que depende la vida de miles de ciudadanos nos está llevando al abismo. Urge un punto de quiebre. La Diresa, el gobernador y el Minsa tienen la palabra