De no mediar más contratiempos, la vacunación en Piura empezaría el 15 de febrero. Sin embargo, esto no quiere decir que los piuranos debamos bajar la guardia y creer que la vacuna por sí sola reemplaza al uso de la mascarilla, el lavado de manos y otras medidas de protección que deben regir en todos los hogares.
La protección de la vida sigue siendo un imperativo para cada uno de nosotros, más aún cuando sabemos que las medidas dictadas para Piura se sustentan en cifras falsas, en consideraciones erróneas, en datos que contradicen a la realidad. ¿Cincuenta por ciento de camas disponibles? ¿En qué mundo ideal se ha visto eso? ¿Qué funcionario ha sido capaz de semejante crimen al dar esa información al Ejecutivo? Piura merece saber la verdad y que se la trate con respeto, pues estamos hablando de la vida y la salud de millones de compatriotas.
Las autoridades regionales ahora dicen no saber cómo llegó esa información al Gobierno; tampoco saben cómo se calculó la increíble tasa de camas hospitalarias disponibles (lo cierto que a diario los piuranos deben esperar
que alguien se recupere o fallezca para poder tener un espacio). Pero alguien debe responder por semejante metida de pata que más parece un falsificación de la verdad en beneficio de determinadas actividades económicas, anteponiendo el lucro a la vida. La Diresa, como principal autoridad de salud en la región, nos debe una explicación.
Con la salud no se juega. Esperemos que con la vacunación tampoco haya sorpresas desagradables. Ya hay una fecha estimada para comenzar con esta operación y ya se advirtió que la vacunación será voluntaria: el Estado no intervendrá en la decisión de cada individuo, pero se debe tener en cuenta que, así como en el pasado, las vacunas son la principal arma contra las enfermedades. Muchos de los males que han azotado al mundo han sido contenidos gracias a la vacunación y este caso no es diferente. Existen muchos temores debido a la avalancha de desinformación que circula, principalmente, por las redes sociales y también a través de algunos medios de comunicación guiados por la irresponsabilidad. Lo que El Tiempo puede decirle a la ciudadanía piurana es que nos toca poner el hombro
-literalmente- para salvar vidas.