Los peruanos, ensimismados en la bronca visceral entre seguidores de Perú Libre y Fuerza Popular, ni siquiera se percatan de las avezadas jugadas que hacen en estos momentos los actuales congresistas, pretendiendo modificar
más de 40 artículos de la actual Constitución, con la propuesta de aprobar en tiempo récord la reforma constitucional que restaura la bicameralidad en el país.
Los diligentes legisladores también intentan poner al debate y aprobar –esa es la meta-, dos reformas constitucionales más: la cuestión de confianza, que le costó la cabeza a Martín Vizcarra; y la reelección de alcaldes y gobernadores. Una faena completa que les dejará la mesa servida para darse un banquete, si es que quieren seguir ocupando un cargo público.
Están eufóricos y atareados porque al aprobar la bicameralidad, tendrán la puerta abierta para el senado, birlando de esta forma la prohibición de una reelección inmediata al Congreso. A ellos poco les interesa manosear la Constitución, pues en ese afán por dejar un cupo disponible en el flamante senado, apuraron una cuarta legislatura para ratificar estas propuestas y con ello modificar sin descaro más de 40 artículos.