Nada puede hacerse sin confianza entre moradores, tampoco sin esperanza puede reconstruirse nada. Hay que tomar aliento siempre en comunidad. El brío optimista debe respirarse por todos los ambientes; gobernar nuestros andares. Personalmente, confieso, que me imprimen tristeza esas gentes que se hunden por sí mismas, que han perdido todo anhelo, y apenas hacen nada por rehacerse.
Cada amanecer ha de ser, precisamente, un acto de valentía, de creación y de recreación de impulsos y fortalezas. Nada surge porque sí. Todo requiere esfuerzo cooperante y desvelo peleador para afrontar los retos y amenazas que se ciernen sobre el mundo. Cada cual desde su hábitat debe estar a la altura de las circunstancias, en guardia permanente y en disposición de colaborar responsablemente, ya no sólo con las manos, también con el corazón.
Quizás tendremos que dejar a un lado viejas historias y rejuvenecer con nuevos entusiasmos reconciliadores, hasta soltar lágrimas unidos, pues la suerte de estar con vida, es la de continuar haciendo familia, la de proseguir de la mano con otro y la de ejercitar el valor de soñar una vez más. Todo esto, ¡bien merece la pena trabajarlo! Soñemos, para empezar, con otros mercados menos afanados con la ganancia fácil, más solidarios y activos en volver a llevar la dignidad humana al centro de nuestras inquietudes.
La certeza en sí mismo es el primer paso a realizar. Con razón, se comenta que es un sentimiento de poder que nos abraza y sosiega. Puede que tengamos que confiar más en nosotros mismos, en nuestro propio linaje que en los sistemas de producción, en vista del retroceso que padecemos y la agudización de la desigualdad evidenciadas por la pandemia. Sin duda, la atención más inmediata es la de un colindante que siempre ha de estar ahí como apoyo. Con la epidemia hemos visto una falta de acceso generalizado a los servicios básicos. Sin embargo, la apuesta por esa cercanía vecinal es la que nos mantiene vivos en la mayoría de las ocasiones, nos hace mejores personas, ciudadanos de bien, individuos de bondad y verdad.