Ante la presión social y luego de varios días de incertidumbre en el sector ante el silencio del Ejecutivo pese al fantasma del desabastecimiento y al racionamiento en la dotación de diésel y gasolinas por parte de Petroperú a los grifos; el Ministerio de Energía y Minas (MINEM) emitió ayer un comunicado en el que señala haber establecido “medidas transitorias” para “asegurar el suministro de combustibles líquidos para la población en las diferentes regiones del país”.
Lamentablemente en el pronunciamiento no se da precisiones sobre cuáles son esas medidas y se sigue hablando de condiciones anómalas del mar como causas de los problemas presentados en las últimas semanas, los que -aseguran- “han llevado a un cierre continuo de puertos”.
Tampoco se da respuesta ni alternativas viables de solución al problema de fondo que, según los empresarios griferos y los especialistas consultados, no es el oleaje sino la falta de liquidez de Petroperú, lo que le impide adquirir créditos para comprar y vender combustible con normalidad.
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El exministro Carlos Herrera Descalzi lo explica en nuestra edición de ayer: Mientras hace tres años los bancos “hacían cola” por darle crédito barato a la empresa petrolera estatal. No obstante que ese crédito es lo que le ha permitido operar durante todo este tiempo, desde la primera administración, durante este Gobierno, se decidió ir cerrando (esos créditos), lo que agravó la situación, a lo que se suma el retraso en la puesta en funcionamiento de la nueva refinería de Talara.
Las consecuencias del manejo deficiente y malas decisiones saltan a la vista: pérdidas económicas para la empresa e incertidumbre sobre si el dueño de Petroperú, el Estado, lanzará un salvavidas para un rescate financiero.
Pese a sus problemas financieros, Petroperú está obligado a honrar sus compromisos firmados con sus clientes. Según los analistas, una forma de hacerlo sería trasladar esos compromisos a los privados, lo que le llevará a seguir perdiendo participación en el mercado, la cual era de 50% hasta hace 3 años y ahora es menor a 40%.
La solución no es esperar que pase el oleaje anómalo, sino en lograr un manejo empresarial eficiente, que el dueño de Petroperú, el Estado, se haga cargo y se agilice el inicio de operaciones de la nueva refinería.
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