Alguien me dijo que un sacerdote no debe decir ciertas palabras aludiendo a mi última colaboración, “Cualquier co… puede ser presidente”, y lo acepto; si bien es cierto es una frase coloquial muy piurana y peruana, sin embargo, puede que lastime castos oídos y pido disculpas por ello, de verdad.
Respondí, como tratando de explicar y “quedar bien”, que los piuranos somos así de castizos y “lisurientos”; dije, además, que es también como una especie de estilo literario y producto de la indignación que causa esa sensación de impotencia ante un sistema errado e injusto que parece avalar, defender y promover la mediocridad.
En este contexto es que viene a mi memoria aquella “arenga” que salió del inmenso corazón profético de monseñor Oscar Cantuarias: “¡Despierten, piuranos!”, como diciéndonos: piuranos, déjense de vainas, indígnense, dejen de lado la pasividad y la vida cómoda, reaccionen “caracoles”, Piura les necesita. Y es que no se es cristiano con el pecho frío. “He venido a traer fuego a la tierra y cómo quisiera que ya estuviera ardiendo” (Lc. 12,49), este es el contexto de mi frase “hiriente”, imprudente y no propia de un cura (¿?). Pero, “lo dicho, dicho está”, quédese con el mensaje y olvídese del mensajero; al fin y al cabo, soy como todos, un ave de paso; pero les aseguro que en esta difícil etapa de nuestra historia, todo lo que escribo brota de mi corazón sacerdotal que no por ello deja de ser corazón piurano; confío en que “al final de la vida nos juzgarán por el amor (San Juan de la Cruz) y no por nuestras palabras.
Creo que necesitamos sacudirnos de cierto polvo que nos afea, nos posterga, nos insulta; y así nos decían nuestros padres con unos cuántos latigazos, “sacudirnos el polvo de malcriados y egoístas, flojos e indiferentes”; necesitamos una educación con valores perennes de una ética con raíces firmes; solemos ser muy listos y todos nos hacemos nuestro código moral individual poniendo énfasis en algunos valores que nos convienen y disimulamos o nos “desentendemos” de aquellos que nos punzan la conciencia. A propósito de esto el Papa Francisco nos alertaba que a veces en la predicación solemos poner tanto empeño y énfasis en algunas cosas que soslayamos y callamos otras de mayor urgencia y relieve.
Finalmente, les invito a tomar distancia de este sistema de exclusión y de inmoralidad de capitalismos y comunismos; es la oportunidad de escoger lo verdaderamente mejor para la Patria. Sin Dios no hay Patria.