En los medios de comunicación locales aparecieron los nombres de los primeros aspirantes a lograr su elección para representar a Piura en el histórico palacio legislativo de la limeñísima plaza de Bolívar. En términos generales se puede ver que la mayor parte de estos personajes, con aspiraciones congresales, son los mismos que ya ocuparon una curul sin un notable desempeño o que ya han intervenido, sin éxito, en anteriores justas electorales. Si bien es verdad que es un derecho constitucional de cada peruano salir a la palestra para pedir el voto de sus conciudadanos para llegar al Hemiciclo hay que mirar bien sus calidades personales.

Algunos de estos ciudadanos, que llegaron al Congreso por la fuerza de los votos y gracias a ese tecnicismo electoral que se llama “voto preferencial”, no tuvieron un desempeño destacado como tribunos ni menos como auténticos voceros del pueblo piurano que había confiado en su desempeño. Es más, hay casos en los que ni el nombre ni la imagen de algunos congresistas (incluyendo a los que están en ejercicio) son identificados por la mayor parte de los habitantes de esta región. Los sufragantes, cuando depositaron su voto en el ánfora en los comicios electorales, generalmente, se dejan seducir por propuestas demagógicas que jamás se cumplen.

Piura es la región que tiene una de las poblaciones más numerosas del país. Así mismo, también es una zona llena de graves problemas de infraestructura vial y sanitaria que se agravaron con la ocurrencia del Fenómeno El Niño y otras muchas carencias básicas urgentes. Por lo que se necesita que se tenga en el Congreso de la República a hombres y mujeres con suficientes conocimientos de esta realidad para que trabajen en equipo -si fuere posible- por obtener leyes que atiendan estas demandas.

Por eso, antes de votar hay que estudiar con mucho detenimiento las calidades personales del candidato, su ejecutoria cívica y el conocimiento que posea de los principales problemas de nuestra región.