Que Pilar Mazzetti cometió errores en su gestión como ministra de Salud al no promover oportunamente un mayor aprovisionamiento de oxígeno, camas UCI o más capacitación para el personal de primera línea, puede ser; pero deja a un país iniciando el proceso de vacunación más grande de su historia, cuando más de 32 millones de peruanos libramos una desigual batalla contra la COVID-19, sin más armas que nuestros eternos problemas sanitarios.
Dotada de facultades para negociar directamente con las farmacéuticas del mundo, deja un Minsa que hasta hace pocos meses era el patito feo de Latinoamérica y ahora tiene más de 52 mil profesionales de la salud vacunados, acaba de recibir 700 mil nuevas dosis y tiene contratos cerrados por varios millones de vacunas.
Es decir, hizo lo que las bancadas golpistas no querían, que su gestión logren frutos positivos, que finalmente los peruanos veamos una luz al final de este oscuro túnel pandémico. No hay otra explicación al maltrato de parte de un Congreso que, ante la falta de argumentos válidos, sacó a relucir su prepotencia característica.
Los enemigos de la reactivación y estabilidad del país pretendían implicarla en un hecho irregular y reñido contra la ética y la neutralidad del que el gran responsable es el expresidente y candidato Martín Vizcarra, al hacerse vacunar en plenos ensayos clínicos de Sinopharm, valiéndose de su posición en el poder y por lo que tendrá que ser investigado y sancionado.
El viernes en el Legislativo alistaban un borrador de moción de censura contra la entonces titular del Minsa y si bien esta no se concretó, lograron lo que ya hicieron antes, desestabilizar. Sin importarles que en varias regiones las cifras de contagios y muertos ya superan los picos de la primera ola, ni la galopante crisis económica y desempleo agudizados por el nuevo confinamiento focalizado, tampoco la grave escasez de oxígeno; priorizaron sus intereses políticos. Con la salida de Mazzetti, le han causado al país un retraso innecesario en su lucha contra el virus y no se detendrán, pues según diversos analistas políticos, el objetivo no es la ministra sino la salida del presidente.
¿Por qué? Todo indica que los golpistas y vacadores no quieren el éxito del programa de vacunacion porque no pueden manejarlo según sus intereses.