Esta crisis originada por el coronavirus ha desnudado lo peor de algunas personas.
Por ahora han aparecido azuzadores de saqueos, acaparadores y compradores compulsivos.
Otros que se creen inmunes y azuzan a la gente a seguir con sus actividades diarias como si nada pasara, porque según ellos, todo este alboroto es armado por los gobiernos y el virus no es tan peligroso como dicen.
Lo que estas personas no entiendes es que estamos ante una pandemia mundial y nadie sabe quién será el próximo y cómo es que su cuerpo reaccionará ante la infección, y si esta se propalará hacia sus familiares, entre los que están ancianos o parientes con enfermedades crónicas y por tanto dentro del grupo de riesgo.
Esta crisis demanda cabeza fría y corazón caliente para tomar decisiones correctas y solidaridad con los demás.
De cada uno depende mantener al virus fuera de nuestras casas, por lo tanto hay que respetar las restricciones.
Igualmente, evitar entrar en pánico y arrasar con las tiendas de abarrotes.
El abastecimiento de medicinas, alimentos y combustibles está asegurado y el Estado penará a quienes suban el precio o acaparen estos productos.