En Piura, una de las regiones que ocupa los primeros lugares en inseguridad en el país, y en donde cada 24 horas muere alguien acribillado por balas de sicarios o es asaltado y secuestrado, ocurre desde hace tiempo algo muy extraño y contradictorio que genera indignación en la población y frustración en la Policía a cargo de la captura de delincuentes.

Resulta que los policías hacen el trabajo difícil de seguir, enfrentarse a los facinerosos, incluso a balazos porque muchos de ellos usan modernas armas, pero a la hora que los detenidos están frente a un fiscal o un juez, son inmediatamente liberados. Los fiscales –lo dicen los propios efectivos- se preocupan más por la salud del infractor que en sus fechorías.

Hace unos días ocurrió con el caso de los secuestradores de un empresario, luego con otros delincuentes al paso que siembra el terror en la Urb. Miraflores, pero no estuvieron ni 24 horas detenidos y fueron liberados.

Incluso, sujetos como estos se dan el lujo de amenazar con denuncias a los periodistas y a la policía. ¿Será que los policías no saben sustentar una detención o estos “angelitos” tienen santos milagrosos en la justicia?