Desde el 2007 guerrilleros de las FARC sin uniforme incentivan el cultivo de coca en la zona del Putumayo: el Alto Putumayo y Bajo Putumayo (Loreto).
¿A dónde va la droga que se produce en Putumayo? A diferencia de los 80 y 90, que iba al otro lado del río Putumayo, a Colombia, ahora la droga va a Brasil. Brasileños y colombianos vienen a la zona a comprar y llevárselo a ese país a través de los ríos. Los insumos químicos, en el caso del combustible (gasolina o petróleo), viene de Iquitos.
¿Cuál ha sido su trabajo por años? Dar seguridad al tráfico ilícito de drogas, a la minería ilegal del Alto Putumayo, al tráfico ilícito de madera y a los sembríos de coca en los extremos de esta cuenca. Asimismo reprodujeron el modus operandi del 2000 al 2007 ahora en Perú. Y a setiembre de ese año, se incrementó los disidentes en territorio peruano.
Conforme pasan los años, los cultivos de coca crecen. Según UNODC, en 2017, en el lado peruano, había 1.376 has de coca. En todo el Putumayo debe haber más 7 mil hectáreas, una parte es de disidentes guerrilleros.
Nadie impide sus objetivos. El Estado ha realizado algunos operativos, pero sin resultados. Son acciones aisladas: En 2019, en Pacoral, otra zona cocalera, los militares bombardearon y salieron. Los disidentes con experiencia de guerra y armas de guerra modernas ya controlaban la zona e iban a responder.
Se sabe que estos extranjeros cometen crímenes en territorio colombiano, a lo que se suma el cobro de cupos. El Estado habría perdido el control de la zona. Y la violencia se asoma.
Hasta inicios del año 2020, los disidentes se habían apoderado del Alto y Bajo Putumayo sin que el Estado tenga una estrategia para frenar su accionar y la de otros grupos armados que le disputan el control de la droga. La casi inacción estatal se debe no solo a las crisis que tenemos (sanitaria, económica y política) sino porque se trata de grupos con una vasta experiencia guerrillera.
