Hace unos meses, un 85% del país votó por el cierre del Congreso, y cuando el presidente Vizcarra cumplió ese deseo de la mayoría de la población, su aprobación subió más todavía. Y se pedía el cierre del Congresio porque FP era obstrucionista a las políticas que el presidente quería implementar y que se consideraban de beneficio para el país, como era la reforma del Poder Judicial y la lucha contra la corrupción. Esas bancadas obstrucionistas no quedaron impunes: se fueron a su casa, dos años y medio antes determinar su mandato.
Hoy vemos y constatamos a un presidente del Congreso, Manuel Merino, para deshonra de AP, y a la bancada del la UPP confabulando para dar un golpe de Estado y no comprendemos cómo todavía pueden estar ejerciendo esos cargos. Lo que hacía el Congreso anterior era obstruir el trabajo del presidente; lo que ha intentado éste es destruir al presidente, esto es pedir que se vaya a su casa. Y no comprendemos cómo no ha habido un piquete de muchos ciudadanos democráticos instalados en las puertas del Congreso, para que estos golpistas no pongan ni un pie en su interior. Porque que fragüe un golpe un militante de AP –partido que fue en el 68 sacado del poder democrático por otro golpe- apoyado por un partido UPP, cuyo organizador Antauro Humala está cumpliendo condena por asesinar a cuatro policías, y querer así, por la fuerza de las armas llegar al poder, no es un poco, sino muy antidemocrático y golpista.
Pero cualquiera que eche una simple mirada al mundo actual, atacado y derrotado hasta ahora por el COVID, y al Perú en particular, que está entre los primeros países más afectados y con más fallecidos porcentualmente, con sus ciudadanos muriéndose en sus casas, en lugares donde no hay plantas de oxigenos y mucho menos UCI en los hospilates para atenderlos, ¿cómo puede haber tan pésimos ciudadanos que quieran vacar al presidente en estas circunstancias? ¿Qué cosa ha hecho que sea tan grave, tan en contra de los intereses del país o tan en contra de la moral y las costumbres, que justifique la petición de la vacancia? Nos duele que haya tenido desaciertos, los cuales tendrán que ser investigados y sancionados cuando termine su mandato, ¿pero esos desaciertos justifican pedir una vacancia?
Pero parte de la culpa la tenemos nosostros que los hemos elegido y que muchas veces no damos importancia a esas elecciones congresales. También al sistema que fue pensado para cuando había partidos políticos que preparaban a sus dirigentes para que nos representaran y sintieran los verdaderos problemas del país.