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Ahora, es San Marcos, mañana, el país
octubre 21, 2024
Autor: José Luis Gargurevich
universidad nacional mayor de san marcos 2024

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La universidad no es sólo una casa de estudios superiores para nuestros jóvenes, es también un espacio de ejercicio y de aprendizaje político. Pero no en el sentido que muchos le han querido otorgar al aprendizaje político como manipulación ideológica de extremos o como generatriz de conflictividad y radicalización.

La universidad es un ecosistema de formación conducido por un sistema de gobierno elegido democráticamente por una comunidad de plurales donde se ejercita el músculo ciudadano.

Pues bien, lo que defienden los estudiantes sanmarquinos y sus maestros es una expresión saludable de una ciudadanía cuya ausencia y desafección nos tenía a todos en un silencio estruendoso. Ellos han levantado voces para exigir democracia, transparencia y pluralidad en la elección de sus autoridades.

Toda represión a esa exigencia debe ser condenada por la sociedad, todo maltrato sistemático a las reglas de una democracia debe indignarnos ferozmente: hoy es San Marcos, pero mañana puede ser el país.

Y una universidad no es una isla, debería ser un tejido vivo y en red entre universidades, públicas y privadas. Toca que otras representaciones de estudiantes, docentes y autoridades universitarias se solidaricen con lo sucedido en la UNMSM, y nos comportemos a la altura de esta sana y valientísima reacción ciudadana que nuestros jóvenes nos están demostrando. Nos están enseñando a no rendir los principios de la democracia ni siquiera ante la represión más violenta, y, claro, esperan no que seamos su audiencia sino su resonancia.

Ningún Pacto Social por la Educación (como el que ha convocado el gobierno a firmar esta semana) puede darse si la Autoridad no asume la defensa de los actores más importantes por los que busca pactar: los estudiantes. Invocamos a los firmantes que exijan a cambio de su rúbrica las respuestas firmes y claras en favor de la calidad, la democracia y la seguridad dentro de la universidad pública.

Un pacto es un compromiso, y mirar de soslayo mientras jóvenes son golpeados impunemente por luchar por su derecho a vivir en democracia parece más una (otra) amenaza que una promesa. Y no sólo a ellos, sino a todos nosotros.

Autoridades como Jerí pueden ser rectores de sus universidades, pero el Ministro debe recordarles que es el rector de la Educación.

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