Cuando alguien manifiesta una posición, fundamentada en su fe, se le suele refutar que se trata de una mera opinión o ideología, e incluso se relega al campo de lo irracional.
Sin embargo, hoy en día muchos científicos reconocen que la fe es un modo de saber, un medio para llegar a la verdad objetiva, como lo afirmaba santo Tomás, hace ya varios siglos.
Por ejemplo, el famoso profesor de psicología de la felicidad en Harvard, Tal Ben – Shahar, señala en sus conferencias que estudios recientes demuestran que para hacer cosas buenas hay que habituarse a ellas, repetirlas, adquirir la virtud. Los ritos sirven para ello. Eso lo sabían hace miles de años las religiones, cuando no existían estos estudios psicológicos, porque Dios lo sabe todo, concluye el propio Tal. Las oraciones que repetimos continuamente, las acciones de gracias (expresar gratitud y apreciar lo que tenemos), el pedir perdón, etc., crean esos hábitos que nos hacen más felices.
Así también, las conclusiones de los estudios psicológicos del famoso Daniel Goleman, sobre la inteligencia emocional, es decir, sobre el control de nuestras emociones, ya estaban en la revelación.
Una pequeña muestra se puede apreciar en la frase de S. Pablo: “veo otra ley en mis miembros que guerrea contra la ley de mi razón y me esclaviza” (Rm. 7, 23).
La socióloga Bene Brown cuenta en TED que ha estudiado por años a las personas felices y ha identificado que dichas
personas aceptan su vulnerabilidad, se dan permiso para ser humanos, es decir, se saben imperfectos, que necesitan ayuda de otros y entregan su corazón, aun sabiendo que ello tiene un alto riesgo.
Esto también está en la enseñanza bíblica “felices los pobres de espíritu”, es decir, los que saben que necesitan de los demás y saben que no hay ningún truco para cubrir su vulnerabilidad, como lo explica el Papa Francisco en “Catequesis sobre las bienaventuranzas”.
Por tanto, la fe es un modo de saber, y mucho de lo que conocemos por ella, poco a poco se va concluyendo también
por la razón, aunque esta no será suficiente para otros datos de la revelación.
Así que, la próxima vez que queramos desacreditar una postura basada en la fe, pensémoslo mejor.