Ojo, Ojito, Ojazo.
Manolo Carrasco Eléspuru
Coach & Speaker en Dirección
Me parece fascinante la frase “una oportunidad es una oportunidad, hasta que la ve todo el mudo”. Este es, el motivo principal que hace que todo directivo debe estar muy pendiente de lo que pasa dentro y fuera de él, para dar con la respuesta oportuna y en el momento preciso.
Si quiero hacer un buen trabajo de dirección, con un equipo que genere sintonía, compromiso y entusiasmo, hay que estar en todo, tanto en lo pequeño como en lo grande, en lo positivo y en lo negativo. Es un error grave que un directivo piense que su lugar está solo en lo estratégico, dejando de lado lo operativo. Debe aprender a “pensar bien” estratégicamente y “hacer bien” en lo operativo, solo así habrá coherencia en la gestión y dirección.
Las organizaciones subsisten cuando saben anteponerse a los sucesos. Hablamos de la “inteligencia estratégica”, del despertar de los “sentidos externos de las empresas”, y lo hacemos con el único propósito de competir de manera diferente, con una “ventaja”, que solamente la podemos generar nosotros.
Si en la empresa todo cuenta, hay que cuidarla de cerca y no dejarlo en “manos ajenas”, en personas sin compromiso y sin habilidades. El refrán lo dice, “el ojo del amo engorda al caballo”. Tiene que haber seguimiento y el delegar es una actitud gerencial que nos ayuda a llegar a más, a multiplicarnos, pero claro está, que el criterio es, no atropellar. Con firmeza pero con flexibilidad y paciencia.
Si quiero “aprender” a percibir y a descifrar los signos del momento, hay que trabajar con orden, priorizando y mejorando las actividades y optimizando las estructuras. Hay que estar en continuo movimiento, “pensando y haciendo”. Solamente así iremos perfeccionando nuestra “ventaja” competitiva. Nunca olvidemos que la satisfacción es sinónimo de mediocridad.
Nuestro reto es entender y dirigir los cambios, adaptándonos con heroísmo y sentido del humor, porque el aprender a aprender y aprender a desaprender y luego a reaprender, implica continuas dosis de conocimientos, comunicación, decisión, ensayos y sobre todo humor y esfuerzo. Un director competitivo sabe a administrar como estratega, dirigir como ejecutivo y gobernar como líder.