Navidad de la esperanza

Llegamos a diciembre de 2017 y por consiguiente los católicos nos preparamos para la Navidad con una serie de actividades como la compra de regalos, tarjetas, panetones, adornos, árboles de Navidad, guirnaldas, en fin, no acabaría nunca de enumerar todo aquello que nos va a tener muy ocupados hasta que terminen las fiestas.
Por supuesto no nos olvidamos de los pobres a quienes les hacemos chocolatadas previa venta de rifas que van desde una Barbie hasta un automóvil, pero al Niño Dios solo lo ponemos el 24 en el pesebre que muchas familias tienen aún, porque para otras es más importante el árbol y las luces que el invitado de honor que es nuestro Jesusito que nace para salvarnos y a Él nadie le hizo chocolatadas.
El tiempo de Adviento que la Iglesia nos ofrece todos los años como inicio del año litúrgico para que nos preparemos para la venida de nuestro Salvador parece que muchos pensamos que eso va por cuenta de los colegios católicos. Ya es tiempo de que abramos nuestro corazón y dejemos que Jesús entre y nos cambie y pueda hacer todo lo que nos falta: sentir que Dios nos ama infinitamente y que solo si lo dejamos actuar a Él obtendremos la paz y la esperanza que los poderosos nos vienen arrebatando cada día. Precisamente la palabra clave en este tiempo de Adviento es la esperanza.
El ambiente que nos rodea está lleno de violencia y corrupción, mentiras y agravios, y todo esto nos lleva a lo contrario, que es la desesperanza. Estamos en tiempos nuevos, para que soñemos un mundo mejor. Gracias a Dios nuestro Papa Francisco sí es uno de los que se dejan iluminar por el Espíritu Santo, por eso todo lo que predica y hace en los viajes que emprende nos da la pauta de cómo debemos cambiar nuestra vida para ser realmente felices. Podemos empezar por rezar por él como nos lo pide siempre.
Es evidente que su palabra golpea intereses francamente endemoniados, y ese enemigo es tan fuerte que Francisco necesita la ayuda del Espíritu, que la tiene porque Jesús la prometió, y también la protección de nuestras oraciones para que funcionen como armadura forjada en el hierro del Amor.
Escrito por: Maria Ross Morrey de Joo

Maria Ross Morrey de Joo