Con 23 listas aptas para las elecciones de abril del 2020, se nos viene a los piuranos una avalancha de candidatos ávidos por convencernos de su sobresaliente capacidad de liderazgo, su “intachable” conducta y lo “bondadosos” y “preocupados” que son con el pueblo.
Las promesas que harán serán irresistibles, sobre todo si de por medio va un “presente”. Lo peligroso de esta elección sin embargo, no es solo la cantidad de candidatos que dispersarán el voto, sino la población menos informada que podrían ser presa fácil de la verborrea y seducción de ciertos políticos que, como siempre, jurarán hacer efectiva la obra pública, crear puestos de trabajo y por último normas que les permita salir de pobres. La última elección de autoridades locales y regionales nos puede ayudar a refrescar la memoria.
En Piura el sector mayoritario de electores corresponde al núcleo socioeconómico C, D y E. Son estos sectores los que al final inclinan la balanza, sobre todo, cuando se les ofrece acciones populistas, como entregar las vías de la ciudad a los mototaxistas. El presidente regional ganó con el apoyo de este gran sector y promesas de corte populista.