El mercado global del arándano, valorizado en unos US$ 7.000 millones anuales, atraviesa un punto decisivo con el inicio de la campaña 2025/2026. Lo que hace apenas una década se veía como una fruta exótica hoy es parte cotidiana de la dieta de millones de consumidores, lo que impulsó inversiones y consolidó a países productores, con Perú como caso emblemático.
Sin embargo, el sector se enfrenta a un nuevo desafío: la caída de precios en paralelo con un crecimiento sin precedentes de los volúmenes exportados.
Récord en envíos, pero con precios en descenso
De acuerdo con cifras oficiales, la campaña peruana arrancó en mayo con volúmenes históricos. Solo entre mayo y agosto, los envíos sumaron 71.957 toneladas, un 137% más que en el mismo periodo del año pasado. A pesar de este salto, el valor exportado creció apenas 44%, reflejando una notable contracción en los precios promedio.
En julio, las cotizaciones de inicio ya se situaban 38% por debajo de las registradas en 2024, alcanzando los US$ 5.60 por kilo. En agosto, la concentración de oferta —muy superior a campañas anteriores— acentuó la tendencia a la baja, con precios de US$ 5.95 por kilo, lo que representa una caída de 41% interanual.
Competencia internacional y saturación de mercados
El incremento de la oferta peruana no solo ha puesto a prueba la capacidad de absorción de los mercados tradicionales, principalmente Estados Unidos y Europa, sino que también ha coincidido con el avance de competidores como México, Marruecos y Sudáfrica. Estos países han ampliado su presencia en los mismos destinos, intensificando la presión sobre los precios internacionales.
Aunque EE. UU. y Europa siguen siendo pilares para la industria, su demanda crece más lento que la oferta peruana, generando un desajuste que reduce los márgenes de rentabilidad. Expertos advierten que esta situación recuerda a lo ocurrido con la palta, donde el crecimiento de volúmenes no se tradujo en mayores ingresos.
Dificultades logísticas
A las presiones de mercado se suman problemas logísticos. La congestión en puertos clave, como el Callao, amenaza los tiempos de tránsito y la calidad de la fruta. Este escenario podría complicarse aún más hacia la semana 42, cuando los envíos suelen superar las 20.000 toneladas semanales.
En esas fechas, no solo aumenta la presión sobre la demanda internacional, sino también sobre la disponibilidad de servicios de transporte, almacenamiento y distribución, lo que eleva los riesgos para exportadores y productores.
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Proyecciones para el cierre de campaña
Las estimaciones apuntan a que el Perú superará las 400.000 toneladas exportadas en la campaña 2025/2026, lo que implicaría un crecimiento cercano al 25% en volumen. Sin embargo, el aumento en valor sería mucho más moderado, entre 8% y 13%, debido a los precios más bajos.
Tradicionalmente, los meses de julio y agosto generan un repunte estacional en las cotizaciones, y septiembre suele marcar un pico. No obstante, en esta campaña no se ha replicado dicho patrón, lo que alimenta la incertidumbre sobre la recuperación de los precios. Bajo este contexto, el escenario base proyecta un crecimiento del valor exportado de solo 12% hacia el cierre.










