El internet y las redes sociales se están convirtiendo cada vez más en un terreno muy peligroso para las menores de edad que mediante el chantaje pueden ser captadas y obligadas a ejercer el negocio más antiguo del mundo.
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Todo se inicia con una modalidad conocida como “deepfake” que consiste en la elaboración de vídeos o imágenes de contenido explícito con el rostro de la víctima, sin que esta aparezca en realidad en este material.
Se trata del mal uso de las herramientas de la Inteligencia Artificial (IA) para generar contenido manipulado a partir de la foto de la menor que luego es utilizado como arma de chantaje contra ella.
Por temor de la exposición en redes sociales de un video pornográfico con su rostro, finalmente las menores ceden y caen en la red de trata de personas de los delincuentes quienes luego las obligan a sostener encuentros con distintos clientes.
El caso más aterrador ocurrió en Lima Norte. A partir de una denuncia anónima que recibió el tutor de la menor agraviada, es que la Dirección Contra la Trata de Personas y la Fiscalía de Crimen Organizado descarticuló a una organización criminal dedicada a manipular imágenes legítimas para generar material simulado con el que buscaban intimidar a las víctimas.
¿Cómo operaba?
Gracias a los celulares y equipos tecnológicos incautados, se pudo conocer que la menor era obligada a sostener encuentros íntimos con clientes que eran captados mediante la red Telegram a un costo de S/160.
Día tras días, los tratantes contactaron con la adolescente para que acuda a determinados hoteles donde también era grabada por mujeres integrantes de la organización criminal.
Durante el operativo fueron detenidos cinco presuntos integrantes de la organización. Se trata de Juan Villacorta Cáceres, presunto cabecilla y quien sería uno de los responsables del contacto inicial con la víctima y del manejo de los perfiles falsos utilizados para captar su confianza.
También se detuvo a Lourdes Carbajal, encargada de la parte logística de la organización y a Sandra Gastelu, considerada la encargada de coordinar los pagos y también de ofrecer a la menor a potenciales clientes. En el operativo también se intervino a Juan Dávila, un habitual cliente de la adolescente.
Riesgos
Sobre el tema el consultor en seguridad digital, Carlos Correa, explicó que todos estamos expuestos a este tipo de manipulación de imágenes con fines extorsivos, por lo que es necesario ser prudentes en la publicación de fotos personales en las redes sociales.
“Todos podemos ser susceptibles de este tipo de suplantación de identidad usando IA. El delincuente necesita una herramienta de IA gratuita o de pago, que cuesta entre 10 a 20 dólares mensuales, además de su habilidad para hacer este montaje gráfico. […] El nivel de realidad es bastante alto, al punto que se requeriría algún tipo de peritaje informático para llegar a determinar si el video es verdadero o se trata de un montaje”, explicó.
Señaló que este tipo de extorsión con vídeos manipulados tiene un mayor impacto en menores de edad frente a lo que puede hacer un adulto.
“Cuando utilizas un video falso para extorsionar a una persona adulta, obviamente, esta persona al darse cuenta que es falso va a sentir una presión, pero no es la misma reacción que una persona adolescente. Una persona adolescente no va a saber manejar bien esa situación y por lo tanto las probabilidades de extorsión son muchísimo mayores. El adolescente sabe que ese vídeo es falso y que es un montaje, pero por temor o por su propia inseguridad, es más probable que caiga en la presión y termine siendo extorsionado”, manifestó el especialista.
Recomendaciones
Desde su punto de vista, la primera recomendación clave en este tipo de casos es que exista una comunicación abierta en el hogar para que un menor a quien le llega este tipo de mensajes, pueda avisar a sus padres y estos a las autoridades mediante una denuncia.
“El hecho de no denunciar agrava el problema tanto para el adolescente-víctima como para otras personas”, aseveró.
De otro lado, Correa recordó su recomendación que viene haciendo hace varios años respecto al cuidado que se debe tener con la información que se publica en redes sociales, evitando la sobreexposición de fotografías, datos y geolocalización.
“Desde hace muchos años, venimos diciendo que se evite la publicación masiva de contenidos personales. Es una mala práctica publicar en qué sitio me encuentro, cuáles son los hobbies, con quién me reúno con más frecuencia o si estoy de vacaciones. Hay que evitar al máximo subir fotografías donde incluya a mi entorno familiar con personas menores de edad. Es lamentable que se publiquen fotografías en Whatsapp, Instagram o en cualquier plataforma con sus hijos menores. Les estamos dando más herramientas a los atacantes para utilizar esas fotografías”, expresó.











