La Marcha de la Generación Z en Lima, convocada por colectivos juveniles, se desarrolló este 4 de octubre en el centro histórico de la capital peruana. La jornada, que marcó la quinta protesta contra la gestión de la presidenta Dina Boluarte y el Congreso de la República, se caracterizó por su tono pacífico y una menor asistencia en comparación con movilizaciones anteriores.
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Una marcha convocada por el descontento juvenil
Desde horas de la tarde, grupos de jóvenes y adultos comenzaron a reunirse en la Plaza San Martín, punto emblemático de las protestas en Lima. A través de redes sociales, los convocantes del colectivo Generación Z difundieron mensajes en los que expresaban su rechazo a la corrupción, la inseguridad ciudadana y las reformas impulsadas por el actual gobierno.
“Estamos cansados de la corrupción y la indiferencia del Ejecutivo y el Legislativo”, señalaban los jóvenes en sus plataformas digitales. Las consignas también incluyeron críticas a la reforma de pensiones y a los casos de presunto abuso policial registrados en manifestaciones pasadas.
Desarrollo de la protesta: pacífica y sin incidentes
La movilización inició alrededor de las 17:00 horas. Desde la Plaza San Martín, los manifestantes avanzaron por el jirón de la Unión y la avenida Abancay hasta llegar a los exteriores del Congreso de la República. En el trayecto se desplegaron pancartas, banderas y símbolos con la letra “Z”, que representa a la nueva generación de activismo juvenil.
A diferencia de otras jornadas, esta vez la presencia policial fue numerosa y estratégica. Un contingente se ubicó a ambos lados de la avenida Abancay, permitiendo el tránsito peatonal pero resguardando los accesos al Parlamento. Las autoridades monitorearon la marcha mediante drones y cámaras de seguridad, sin que se registraran enfrentamientos o daños materiales.
Participación de otros sectores sociales
La protesta no solo congregó a estudiantes universitarios y jóvenes activistas, sino también a representantes de gremios de transportistas urbanos y de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), quienes se sumaron en apoyo a las demandas sociales. No obstante, la asistencia fue visiblemente menor en comparación con movilizaciones anteriores, reflejando un descenso en la convocatoria.
Reacciones y control del orden público
El teniente alcalde de Lima, Renzo Reggiardo, informó que la Municipalidad Metropolitana dispuso un operativo de monitoreo con el objetivo de prevenir actos violentos. “No se tolerará violencia. Los responsables de daños al patrimonio o alteraciones del orden serán denunciados”, advirtió el funcionario.
Durante la cobertura periodística, la Asociación Nacional de Periodistas (ANP) habilitó un canal para recibir denuncias sobre agresiones a comunicadores, aunque hasta el cierre de la jornada no se reportaron incidentes de gravedad.
Baja concurrencia en la quinta jornada de protesta
A pesar de la expectativa inicial, la quinta jornada de la Marcha de la Generación Z en Lima tuvo una asistencia reducida. Las imágenes transmitidas por medios nacionales mostraron grupos dispersos frente al Congreso, y muchos manifestantes se retiraron antes del anochecer. Hacia las 20:30 horas, las autoridades confirmaron el restablecimiento del tránsito vehicular en la avenida Abancay, tras la disolución pacífica de la concentración.
“Fue una marcha tranquila, sin enfrentamientos ni destrozos”, señalaron fuentes policiales. La normalidad se recuperó poco después de la retirada de los manifestantes, marcando un cierre ordenado a una movilización que, aunque simbólica, reflejó un menor eco ciudadano.
Factores que explican la menor asistencia
Analistas y observadores señalan varios factores que habrían influido en la baja participación juvenil. Entre ellos destacan el desgaste social tras meses de protestas sin resultados concretos, la falta de liderazgo visible en los colectivos convocantes y el temor a posibles enfrentamientos, a pesar de la naturaleza pacífica de la convocatoria.
Asimismo, algunos sectores sostienen que el desinterés político entre los jóvenes está en aumento, mientras otros lo interpretan como un momento de reorganización del movimiento juvenil en el país.
Las movilizaciones en Lima han sido una constante desde finales de 2022, tras la asunción de Dina Boluarte al poder. La Generación Z, compuesta principalmente por jóvenes entre 18 y 25 años, ha sido una de las más activas en expresar su rechazo al actual gobierno y al Congreso, acusados de corrupción y desconexión con las demandas ciudadanas.
Esta quinta jornada marca una continuidad en las expresiones de malestar, aunque con menor intensidad. La protesta de este 4 de octubre se desarrolló sin incidentes mayores, contrastando con las primeras marchas que registraron choques con la Policía Nacional y denuncias por uso excesivo de la fuerza.
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