El 26 de marzo, el fiscal penal de Huánuco Rudy Jiménez Fuentes allanó, con autorización judicial, el hotel La Estancia Country Club de Huánuco, luego de que las autoridades de la Universidad Nacional Hermilio Valdizán intervinieran a Eder Tataje Espinoza suplantando a un postulante.
La rápida reacción de la Fiscalía y la policía de Huánuco permitió descubrir una organización criminal denominada ‘Los Compadres de la Uni’, que desde hace más de diez años “ayudó” de manera fraudulenta a cientos de postulantes a ingresar a diversas facultades, en unas doce universidades públicas.
En las habitaciones 111, 116 y 220 del hotel detuvieron al presunto cabecilla Luis Palomino Cano (35) “El Ingeniero” y sus colaboradores Denis Enciso Quinto “Chaparro”, Nicol Arrunátegui Tardio (19), “La Chata”, cuando estaban resolviendo las preguntas del examen de admisión y transmitiendo las respuestas a los postulantes que habían pagado un “adelanto”.
Cayeron in fraganti, y en las memorias de sus celulares y laptops se encontraron los rastros de sus actividades ilícitas. El grupo operaba desde Lima y contaba con sofisticados equipos de comunicación, teléfonos de alta gama y minimicrófonos.
A la cabeza de la organización aparece Luis Palomino (35) “El Ingeniero”, aunque no se descarta que existan otros cabecillas o coordinadores. Luego viene el “asistente” para las labores administrativas: compra de equipos, pasajes, estadía, alimentación, etc.; y el “captador” encargado de buscar postulantes dispuestos a pagar.
También está el “recolector” que tenía como función recoger y distribuir documentos de los postulantes; el “capacitador”, quien se encargaba de enseñar a los postulantes y los demás miembros del grupo sobre el manejo de los equipos y las claves de comunicación.
En lo que se refiere al examen de admisión, había tres especialidades: “fotero”, quien se inscribía como postulante y asistía a dar el examen con la finalidad de fotografiar las preguntas y enviarlas al coordinador; “Tigres” son estudiantes o profesionales que se encargan de resolver el examen y señalar la respuesta correcta, y el “kamikaze” o suplantador de un postulante para el examen de admisión.
En las memorias de los celulares se encontraron los montos que cobraba la organización. Los postulantes interesados debían inscribirse con un adelanto de dos mil, mil o 500 soles, dependiendo si acudía solo o en grupo a solicitar ayuda. Había descuento, 500 soles cada uno, para un grupo de cuatro postulantes a la misma facultad y universidad.
Una vez que salían los resultados, el postulante debía cancelar el monto acordado. La organización decía tener el poder para anular un ingreso, si el joven o sus padres no cumplían.
De acuerdo con los mensajes, en universidades de provincias por medicina o especialidades de ingeniera cobraban entre 7.500 a 15 mil soles. Medicina, ingeniería o derecho en la universidad de San Marcos costaba entre 15 mil y 30 mil soles.
El pago también dependía de la ayuda que se ofrecía. El “kamikaze” o suplantador es el más caro. Si se trataba de solo dictar las respuestas correctas, el pago, de acuerdo con la especialidad, se podía reducir hasta cinco mil soles.
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