Entre amenazas de vacancia presidencial, de interpelaciones y posible censura contra algunos ministros y problemas internos en el Congreso (piden la censura de la Mesa Directiva), el recién estrenado gobierno de Pedro Castillo tambalea sin parar. Para los grupos más radicales, el final de la crisis estaría en la vacancia.
Sin embargo, otro grupo de especialistas consideran que ello podría acarrear más inestabilidad. Puesto que ni el Legislativo ni el Ejecutivo cuentan con la fuerza suficiente para atacarse con acciones -como sí ocurrió en el quinquenio pasado-, lo más pacífico y saludable para la estabilidad del país sería que haya un diálogo entre estos dos poderes y que Castillo ceda, por lo menos con la remoción del ministro de Trabajo.
¿Hay intenciones de hacerlo? Por el momento, parece que no. Del presidente se sabe muy poco, puesto que suele negarse a hablar con los medios y a pronunciarse sobre los temas que más preocupan a la población; del Gabinete Bellido no surgen más que cuestionamientos y desconfianza; y del Congreso parece que solo brotan ánimos de atacarse entre ellos y al gobierno de turno.
Quedamos a la espera de lo que pasará con los anuncios de censura a la Mesa Directiva del Congreso y con los posibles cambios de ministros.