La intoxicación por Frigoinca es un problema grave que ha dejado a muchos escolares afectados por el consumo de conservas Don Simón distribuidas a través del programa Qali Warma, ahora conocido como Wasi Mikuna. Este escándalo, que se ha centrado en Lima, ha tenido un impacto devastador en los escolares de diversas regiones como Puno y Cajamarca, quienes continúan enfrentando severas consecuencias para su salud, sin que hasta el momento se les brinde una atención adecuada.
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El caso de Cabana y Negropampa
En las localidades de Cabana, en Juliaca (Puno), y Negropampa, en Chota (Cajamarca), los estudiantes fueron víctimas de la intoxicación por Frigoinca, tras consumir las conservas Don Simón. Según los testimonios de los padres, las autoridades han abandonado a las víctimas, quienes todavía sufren las secuelas físicas y psicológicas de este trágico incidente.
E. F., madre de dos niñas afectadas, relató cómo sus hijas comenzaron a sufrir dolores de estómago y cabeza, síntomas que persisten hasta hoy. «Nos han abandonado», expresó con dolor y preocupación por la falta de atención médica. A pesar de las denuncias, no se ha tomado ninguna medida sancionadora significativa contra las empresas responsables del suministro de estos productos contaminados.
¿Por qué ocurrió la intoxicación por Frigoinca?
El 15 de enero de 2024, el Consorcio Grupo Eden Foods recibió un contrato por S/3.7 millones para distribuir alimentos a diversas localidades, incluida Cabana. Sin embargo, fue solo unos meses después, el 25 de marzo de 2024, cuando se reportó la intoxicación de los escolares. A pesar de que las conservas fueron adquiridas de proveedores autorizados por Qali Warma, estos productos se encontraban en mal estado, lo que generó una crisis de salud pública.
El director del colegio Gamaliel Churata en Cabana, Julio Puma, señaló que aunque algunos niños necesitan ser trasladados a Lima para recibir atención médica especializada, no hay apoyo institucional para cubrir los costos del viaje y la estadía de los afectados y sus familias en la capital. «Nadie garantiza la ayuda que nuestros hijos necesitan», afirmó Puma.
El caso de Negropampa
La situación en Negropampa es igualmente alarmante. E. H., padre de una niña afectada, contó que su hija continúa experimentando los mismos síntomas de la intoxicación, a pesar de que médicos locales consideraron que el problema era «psicológico». «Nos dijeron que lo suyo era psicológico, pero los médicos particulares confirmaron que está sufriendo las secuelas de la intoxicación», explicó E. H.
Este tipo de desinformación y negligencia ha complicado aún más la situación de los afectados, quienes siguen sin recibir un tratamiento adecuado.
¿Cuál ha sido la respuesta de las autoridades frente a la intoxicación por Frigoinca?
A pesar de las graves consecuencias para la salud de los escolares, las autoridades han tomado medidas mínimas. Wasi Mikuna, el programa encargado de la distribución de los alimentos a través de Qali Warma, ha sancionado al Consorcio Grupo Eden Foods con una multa del 10% de su contrato, aproximadamente S/375,000. Sin embargo, esta sanción no ha sido suficiente para resarcir los daños a las víctimas ni para evitar que situaciones similares ocurran en el futuro.
Por otro lado, el Consorcio D&M, responsable de suministrar las conservas en Negropampa, no ha recibido ninguna sanción económica. Aunque las empresas involucradas en el suministro de productos contaminados han sido denunciadas por el delito contra la salud pública, las autoridades no han tomado acciones decisivas para garantizar que los responsables enfrenten consecuencias significativas.
El impacto psicológico de la intoxicación
La intoxicación por Frigoinca ha dejado una huella profunda en los escolares afectados. Las secuelas físicas y psicológicas de la intoxicación continúan afectando la vida de los niños, quienes no solo enfrentan dolores estomacales y de cabeza constantes, sino que también deben lidiar con el trauma emocional de haber vivido una experiencia tan aterradora.
S. T., una de las estudiantes de Cabana que sobrevivió a la intoxicación, relató cómo su salud se deterioró tras consumir las conservas contaminadas. «A veces me duele el estómago y la cabeza, y todavía tengo náuseas. Algunos de mis compañeros están igual o peor», expresó S. T., quien destacó que la experiencia fue traumática, pues vio cómo varios de sus compañeros se desmayaban uno tras otro. «Fue muy difícil. Todos los días me siento mal, como si estuviera viviendo el mismo sufrimiento», añadió.