La noche del pasado miércoles, Erick Moreno Hernández, conocido como ‘El monstruo’, fue detenido en la ciudad de San Lorenzo, en Paraguay. Un día después de su captura, el presunto cabecilla de ‘Los injertos del cono norte’ declaró a la prensa que había recibido alertas de parte de algunos policías peruanos sobre los operativos desplegados para ubicarlo. Ante la consulta de una periodista, respondió de manera tajante: “Siempre, siempre”.
PUEDES LEER ► Imponen diez condenas por delitos de tráfico de drogas en la región Piura
Dos días más tarde, el comandante en retiro Francisco Rivadeneyra, exjefe de la Brigada Especial Contra el Crimen de Lima Norte, reveló que durante su gestión llegaron a identificar entre 13 y 15 policías que brindaban apoyo a Moreno Hernández. “En ese momento teníamos identificados suboficiales de distintas unidades: comisarías, Dipincri, divisiones especializadas e incluso emergencias. Con el tiempo se supo que tres o cuatro de ellos ya figuran en expedientes fiscales y continúan en actividad”, explicó.
El oficial en retiro añadió que existía información extraoficial que apuntaba a un presunto pago de sobornos a oficiales de mayor rango, aunque aclaró que aquello aún no podía confirmarse. “Lo que se manejaba era que ciertos altos mandos recibían dinero, pero mientras no haya pruebas, no se puede afirmar”, comentó.
PUEDES LEER ► Piura: La segunda región con más casos de trata solo tiene dos fiscales y no cuenta con centro de acogida para las víctimas
Asimismo, Rivadeneyra sostuvo que tuvo acceso a audios comprometedores que mostrarían la relación de ‘El monstruo’ con al menos dos alcaldes, aunque evitó dar nombres. “Me hicieron escuchar grabaciones de conversaciones entre él y autoridades municipales. No puedo precisar quiénes eran, pero eran por lo menos dos. Luego surgió información que lo vinculaba con personajes ligados a la construcción civil, quienes a su vez tenían llegada al Congreso. Eso evidenciaría una red en la que se repartían cupos y aportes económicos dentro de ese sector”, detalló.
Finalmente, Rivadeneyra subrayó que Moreno Hernández no actuaba solo, sino que era parte de una estructura criminal más amplia, en la que desempeñaba el rol de “brazo armado”. “Existía otra investigación que apuntaba a la verdadera cúpula de esta organización. ‘El monstruo’ estaba en un nivel operativo, subordinado a una mafia más grande. Al juntar ambas investigaciones y la información que teníamos, resultaba evidente que el caso era mucho más grave de lo que parecía”, concluyó.











