La creciente violencia contra el transporte urbano en Lima ha obligado a los conductores de la empresa “Virgen de la Puerta” a implementar medidas de seguridad extremas para proteger su vida. Ante los constantes ataques y amenazas de extorsionadores, los trabajadores circulan diariamente con chalecos antibalas y unidades parcialmente blindadas, una decisión tomada para reducir el riesgo de sufrir atentados armados durante sus rutas.
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Blindaje artesanal para enfrentar ataques
Desde hace medio año, los conductores han reforzado sus vehículos de forma progresiva. Las unidades cuentan ahora con láminas metálicas de aproximadamente dos pulgadas colocadas en puertas, ventanas y cabinas, con el objetivo de evitar que los proyectiles ingresen al interior del bus. En algunos casos, los propietarios han instalado compartimentos cerrados alrededor del asiento del chofer para crear un espacio más seguro ante posibles disparos.
Las adaptaciones, que incluyen puertas reforzadas y ventanas con marcos metálicos, responden a un patrón de ataques detectados principalmente desde motocicletas. Según los propios afectados, los agresores suelen acercarse por los lados del vehículo para disparar, lo que ha motivado el reforzamiento de las zonas más vulnerables.
La inversión de estas modificaciones varía según el nivel de protección. Los refuerzos básicos bordean los S/1000 por unidad, mientras que la instalación de cabinas cerradas puede superar los S/3000. Una representante de la empresa informó que la mayoría de las más de 120 unidades que operan la ruta ya cuentan con algún tipo de blindaje, financiado íntegramente por los dueños de los vehículos.
Conductores expuestos a ataques armados
Los trabajadores de “Virgen de la Puerta” enfrentan el constante riesgo de convertirse en víctimas de la delincuencia organizada. De acuerdo con los registros de la empresa, al menos dos bandas criminales han atacado a sus unidades en los últimos meses.
En abril de 2024, uno de los choferes fue baleado en los alrededores del penal de Ancón y permanece en recuperación. Dos meses atrás, otro conductor resultó herido en el sur de Lima tras recibir varios impactos de bala mientras cumplía su ruta. A pesar de estos hechos, la demanda de trabajo obliga a los conductores a continuar operando, incluso en horarios de alta vulnerabilidad.
Muchos inician sus recorridos alrededor de las 12:40 a. m. y concluyen pasada la medianoche, cubriendo trayectos extensos que conectan distritos desde Ancón hasta Villa El Salvador. “El temor es permanente, pero necesitamos trabajar”, comentaron algunos de los afectados.
Piden apoyo estatal para cubrir gastos de seguridad
La empresa señala que la situación se ha vuelto insostenible y exige una intervención del Estado para mitigar los costos derivados de la protección de los trabajadores. La vocera de la compañía afirmó que el blindaje de cada vehículo implica un gasto elevado, pero se ha convertido en la única alternativa para mantener el servicio activo y resguardar la integridad del personal.
La crisis evidencia el nivel de violencia que afrontan los conductores del transporte público en Lima y la urgencia de reforzar las estrategias de seguridad para evitar nuevos ataques.











