Los estudiantes del colegio Ciro Alegría Bazán, en el caserío San Pedro de Landa, distrito de Huarmaca (provincia de Huancabamba, Piura), continúan expuestos a condiciones de alto riesgo al recibir clases en aulas provisionales de plástico entregadas por el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (Pronied). Estas estructuras tipo domo fueron instaladas tras las fuertes lluvias del año pasado que destruyeron sus antiguos salones de adobe y barro, pero hoy representan un serio peligro para la salud y seguridad de los escolares.
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La directora del plantel, Iris Puelles, denunció en Ampliación de Noticias que estas aulas presentan temperaturas extremas y se han convertido en focos de enfermedades y plagas.
“Los alumnos estudian en ambientes de material plástico que alcanzan altas temperaturas. Las bases son de madera y se han convertido en guarida de serpientes, roedores y del vector de la leishmaniasis cutánea”, advirtió la docente.
Más de 100 alumnos afectados
En la institución educativa estudian niños y adolescentes de inicial, primaria y secundaria, quienes no cuentan con un espacio digno para su formación académica. La situación, según Puelles, pone en riesgo no solo su aprendizaje, sino también su salud y seguridad.
Reconstrucción paralizada
A pesar de la urgencia, la reconstrucción del colegio aún no se ha iniciado, debido a que el expediente técnico continúa sin ser culminado por las autoridades competentes. Esta demora mantiene a la comunidad educativa en el abandono, sin fecha para contar con aulas seguras y adecuadas.
Falta de apoyo de las autoridades locales
La directora también denunció la inacción de la Municipalidad Distrital de Huarmaca, a la cual ha acudido reiteradas veces en busca de apoyo, sin obtener respuesta.
“Siempre nos dicen que no nos pueden atender, que el alcalde no está o se encuentra en gestiones”, señaló.
Una comunidad olvidada
El caserío San Pedro de Landa se ubica a unas ocho horas de la ciudad de Huarmaca, lo que dificulta el acceso de las autoridades y la atención oportuna de las necesidades de esta población rural. Mientras tanto, los escolares siguen estudiando en aulas improvisadas que ponen en riesgo su vida y su futuro.
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