Así como los asintomáticos con COVID-19, las personas que en las pruebas rápidas arrojan un falso negativo pueden propagar el virus más rápido en la comunidad, al ser más proclives a descuidar las medidas de prevención, advirtió ayer el especialista en Salud Pública, Julio Barrena.
“El riesgo es que si nos basamos solo en las pruebas vamos a creer que tenemos un falso negativo, la gente se va a confiar creyendo que no tiene el virus y relaja las medidas de protección, lo que ocasiona un mayor contagio”, explicó.
Análisis clínico
El infectólogo César Guerrero precisó que al no tener un 100% de efectividad las pruebas rápidas, se debe reforzar el análisis clínico; es decir, hacer un mejor tamizaje. No basta con quedarse con los resultados de una prueba, sea rápida o molecular.
“Aquí lo que se trata es de detectar de manera clínica a los pacientes, es urgente e importante hacer un buen tamizaje o análisis clínico, que puede durar no menos de 15 minutos”, recomendó.
Barrena rfecordó que en el Centro de Salud Pachitea aún cuando se obtiene resultados negativos, tiene sospechas cuando hay nexo epidemiológico, y a veces han tenido que hacer análisis por imágenes, como tomografías, para conocer el estado de de los pulmones.
“Pese a que la tomografía no está dentro del protocolo; se utiliza para detectar el porcentaje de daño causado para hacer el diagnóstico, así como controlar los casos y hacer los cercos epidemiológicos”, sostuvo.
Efectividad de pruebas
Guerrero explicó que la efectividad de las pruebas tanto rápidas como moleculares varía de acuerdo al tiempo de los síntomas.
Por ejemplo, la efectividad de un 60% en la prueba rápida se da después de siete a diez días de síntomas; mientras que la molecular (PCR) es recomendable aplicar entre los 3 y 5 días del inicio del cuadro.
“Si yo tomo las pruebas antes de los días mencionados nos pueden arrojar falsos positivos o falsos negativos, esto debido a que la sensibilidad de las muestras bajan. Las pruebas rápidas ayudan a saber cómo se está desplazando el virus”, dijo.