El futuro del Estadio Miguel Grau de Piura vuelve a estar en el centro de la discusión pública tras el anuncio del gobernador regional, Luis Neyra, quien confirmó que el recinto deportivo será demolido en su totalidad para dar paso a la construcción de un nuevo estadio moderno. La medida incluye la eliminación completa de las tribunas, incluso el segundo nivel, decisión que marca un giro respecto al planteamiento inicial del proyecto.
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En un primer momento, la intervención contemplaba únicamente la demolición del primer anillo de tribunas y el retiro del césped artificial. No obstante, una evaluación técnica posterior llevó a replantear el alcance de la obra y optar por una demolición integral del coloso piurano.
Según explicó la autoridad regional, la infraestructura actual no cumple con los estándares internacionales exigidos por organismos como la CONMEBOL y la FIFA. Además, señaló que las tribunas existentes no se ajustan al expediente técnico original aprobado para el proyecto. Mantener parte de la estructura, advirtió, podría comprometer la validación final de la obra y poner en riesgo su ejecución.
Cuestionamientos técnicos a la demolición total
Pese al anuncio oficial, la decisión no ha estado exenta de cuestionamientos. El arquitecto y proyectista Samuel Pineda sostuvo que, desde el punto de vista técnico, no sería necesario demoler el estadio en su totalidad. De acuerdo con sus declaraciones, los problemas detectados estarían relacionados con la segmentación de la obra y no con la estructura superior, que comprende columnas, gradas y tribunas.
Pineda indicó que existen frentes de trabajo en los que se podría avanzar sin necesidad de esperar la resolución de todas las observaciones administrativas. En ese sentido, consideró que una intervención parcial permitiría evitar una paralización total del proyecto.
Impacto en plazos y componentes del proyecto
El especialista explicó que una resolución parcial del expediente técnico abriría la posibilidad de continuar con ciertos trabajos, aunque también obligaría a la elaboración de un saldo de obra. Este proceso implicaría rehacer componentes clave del proyecto, revisar la factibilidad de los servicios y revalidar el estudio de impacto ambiental.
De acuerdo con Pineda, estas modificaciones podrían extender los plazos de ejecución entre tres y seis meses, e incluso hasta un año adicional. No obstante, remarcó que, aun con la obra paralizada, existen labores que no dependen de las observaciones técnicas, como la construcción del cerco perimétrico o el desarrollo de la tribuna inferior.
Retrasos críticos en la ejecución
En cuanto al avance del proyecto, las cifras reflejan un escenario complejo. El avance físico programado a noviembre de 2025 es de 23.51 por ciento. Sin embargo, el avance real apenas alcanza el 1.67 por ciento, lo que evidencia un retraso acumulado de 21.84 por ciento.
Este desfase ha sido calificado como un retraso crítico en la ejecución de la obra y plantea serios desafíos para cumplir con los plazos establecidos. Mientras el Gobierno Regional defiende la demolición total como la vía para garantizar un estadio acorde a estándares internacionales, el debate técnico continúa abierto en torno a la mejor estrategia para reactivar y culminar el proyecto del principal escenario deportivo de Piura.











