Para la docente de Humanidades de la Universidad de Piura (UDEP), Genara Castillo, el comportamiento rebelde del peruano para no acatar las restricciones se debe al cansancio producido por la pandemia y a su misma idiosincrasia.
“Además del cansancio porque ya vamos casi un año con restricciones, se suma la idiosincrasia del peruano, somos bastante sentimentales y confundimos los anhelos con la realidad, nos hace personas de buenos sentimientos, pero tiene el riesgo de que no percibimos la realidad, el peligro de contagio es real”, expresó.
Contrario a la opinión de otros especialistas, que consideran que el Estado debe ser más severo con las sanciones, Castillo consideró que el castigo debe ser el último recurso, que lo que se necesita primero es transparentar la situación de la pandemia, pues el peruano entenderá cuando se le explique.
“No somos tontos. Si entendemos, lo hacemos. Deben dar un mensaje claro, transparentarse, si eso falla, hay que defender la vida de la población y poner mano dura”, dijo.