A pocas horas de celebrar la Navidad y con una pandemia lejos de ser controlada en el país, el Gobierno dictó nuevas restricciones, en un intento más de salvaguardar la salud de la población, pero con un alto costo económico, sobre todo para el turismo.
En nuestra región, los hoteles de playa ya tenían las habitaciones reservadas casi a un 100% de su capacidad. Las fiestas eran una oportunidad para mejorar los ingresos de este sector que estuvo completamente paralizado y cuya supervivencia ahora solo depende de los turistas del interior.
“Estamos recibiendo cancelaciones por montones. Muchos hoteles tenían prevista esta demanda de alojamiento, se abastecieron de productos para atender a los huéspedes y ahora se quedan sin reservas, con las compras hechas y con un lío porque los clientes van a querer devolución del dinero, que ya fue invertido en comprar cosas para atenderlos”, dijo el titular de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Afines, Oscar Soriano.
Consideró que estas restricciones son un retroceso y un nuevo golpe para el turismo y la reactivación económica que promueve el Estado, pues ya se había avanzado bastante en la implementación de protocolos, planes de emergencia, en cercos epidemiológicos para evitar contagios y “es totalmente absurdo que cierren playas, que son lugares abiertos y extensos, y no cierren mercados o centros comerciales, donde no hay control real”.
“Los hoteles en Piura trabajamos mucho para adecuarnos a las disposiciones del Gobierno, nos sentimos golpeados. No queremos promover un incremento de contagios, pero tampoco queremos que se atente contra nuestra recuperación. Ir a un centro comercial es más peligroso que ir a una playa. Es cierto que en fiestas es peligroso, entonces se pudieron cerrar por esos días y no por dos semanas”, añadió.
Horarios de atención
En una crisis sanitaria es lógico que se priorice la salud por encima de la economía, sin embargo, algunas medidas pudieron haber sido mejor pensadas, con la experiencia que ya tenemos de los meses pasados.
En ese sentido, el presidente de la Cámara de Comercio, Javier Bereche, hizo hincapié en que si los aforos en los centros comerciales van a ser reducidos, lo prudente pudo haber sido extender los horarios de atención para evitar las aglomeraciones.
“Bajar el aforo está bien porque así habrá menos gente en un mismo ambiente, pero eso generará más colas en las calles. Lógicamente tienes que darles más horas para que la gente pueda comprar, porque es algo que no van a dejar de hacer. Si disminuyes el aforo, dale más horas porque si no la gente se va a desesperar y tendremos el efecto contrario”, declaró.
Recordó la experiencia que tuvimos durante la cuarentena, en la cual se formaban grandes aglomeraciones en los supermercados y bancos porque en ese momento tenían un toque de queda estricto que nos acortaba significativamente las horas para hacer nuestras transacciones.
Respecto al cierre de playas, opinó que debieron ser cerradas las de afluencia masiva -como Máncora-, más no todo el litoral.
Por su parte, el economista Jorge Gallo aseveró que la salud está por encima de la economía: “Aquí la gente no está acostumbrada a cumplir la ley. Tenemos derecho a trabajar, pero no si esto implica fomentar grandes aglomeraciones como en Mesa Redonda”.
Por. Andrea Flores Khalil