Desde la ley que suspendió el pago de peajes hasta la formalización del taxi colectivo, así como el proyecto de ley que promueve el retiro de los fondos de la ONP y el ascenso de los trabajadores CAS: este nuevo Congreso ha tenido una agenda que ha sido calificada de populista.
Y no es para menos con estas propuestas que buscan satisfacer necesidades inmediatas, poniendo en riesgo la estabilidad del país. La ley de peajes fue declarada inconstitucional y le costará millones a nuestro Estado; de aprobarse la ley de la ONP, terminaría por romper nuestra caja fiscal. Simplemente no tienen una sostenibilidad a futuro. De esto estamos viendo bastante por parte de nuestra clase política.
Se presume que algunas bancadas están promoviendo leyes atroces -¿y por qué no mezquinas?- para jugar con las emociones de una ciudadanía francamente afectada por una crisis sanitaria y económica, con el fin de ganar votos en las elecciones generales del próximo 11 de abril.
Cuando el Tribunal Constitucional se pronuncie sobre la clara inviabilidad de ciertas normas, algunos parlamentarios podrán salir a decir: “mira, yo quise ayudarte, pero no me dejaron”. Así es como este Congreso ha decidido hacer política.
¿Vale la pena poner en riesgo el futuro del país a cambio de unos cuantos votos? Los analistas consideran que la próxima campaña electoral podría verse recargada de propuestas de índole populista.
Lluvia de ofertas
Para el analista político, Gerardo Távara, las elecciones de abril se verán marcadas por una corriente populista, aprovechándose de la necesidad que tiene la ciudadanía a causa de la pandemia de coronavirus.
“Eso va a marcar las elecciones de abril del 2021. Esta vez, con la urgencia de la pandemia, las ofertas de corte populista serán mucho más fuertes que en otras oportunidades. Me parece que UPP, Podemos, APP y un sector de Acción Popular, de los partidos que están en el Congreso, ya van por esa línea, pero no son los únicos que van a competir en 2021”, señaló.
Explicó que la excesiva demagogia atenta contra la democracia, pues genera autoridades que piensan en el aplauso inmediato y no en el largo plazo, y forma ciudadanos acostumbrados a que el Estado les dé, pero no a cumplir también con sus deberes cívicos.
“Se aprobó una ley para formalizar todas las invasiones de terrenos en asentamientos humanos, sin calcular si eso va contra las políticas urbanas o si hay invasiones en zonas prohibidas, como en las cuencas de los ríos. Esas son las medidas populistas que tienen el efecto inmediato de satisfacer a la población, pero que no son sostenibles en el tiempo”, añadió.
Por su parte, el jefe de IDEA Internacional, Percy Medina, hizo hincapié en que “estamos en una situación muy atípica y la campaña va a tener restricciones para la movilización. La situación es crítica por la pandemia y la economía, y eso produce el riesgo de que tengamos discursos difusos y con alto contenido demagógico”.
En ese sentido, exhortó a la ciudadanía a evaluar las propuestas de los candidatos y su viabilidad, que sean propuestas serias, que puedan cumplirse “porque es muy fácil prometer, pero lo difícil es poder cumplir; y hay efectivamente muchas cosas que se han ido discutiendo, como el retiro de fondos de la ONP, que tenía más aristas que la simple entrega de dinero”.
Voto emocional
El experto en comunicación política, Luis Herrera, recordó que el voto es más emocional que racional, por lo que la población estará expectante a que llegue un candidato a decirles cómo les solucionará los problemas, sobre todo los producidos por la crisis.
“Definitivamente habrá propuetas populistas, la campaña estará marcada con muchos ofrecimientos de por medio, algunos quizá razonables económicamente, pero el voto es esencialmente emocional y la gente tiene problemas y necesita a alguien que le diga cómo se los van a solucionar”, declaró.
Por otro lado, Herrera advirtió del problema que representan las redes sociales en las próximas elecciones, pues no es tarea sencilla el fiscalizar todo el contenido que se vierte en estas plataformas.
“La que se viene será una campaña bien peligrosa por la pandemia, que dificulta el contacto directo con la gente, y en las redes sociales se puede decir y ofrecer cualquier cosa porque hay poco contacto con la población. Los candidatos ya conocidos tienen gran ventaja. La contraparte es que no hay ningún candidato conocido que este libre de problemas, por eso las encuestas arrojan que la mayoría no decide por quien votar”, explicó.
Para el sociólogo de la Universidad Nacional de Piura (UNP), Edison Torres, las políticas populistas suelen ser confundidas con democráticas. Por ello, advirtió que si estas no tienen un sustento técnico, se distorsiona lo que se quiere conseguir.
“Hay congresistas irresponsables que juegan con la necesidad de algunos sectores de la población, como lo que han hecho con el sistema nacional de pensiones”.
“Si no hay madurez ni responsabilidad política, vamos a dejarnos llevar por las propuestas baratas.Hay que tener cuidado con aquello que no sea sostenible en el largo plazo. Por la crisis, habrá mucha demagogia y ciertos grupos inescrupulosos, que se hacen pasar por partidos, se van a aprovechar, y si la sociedad no se informa, caeremos en el mismo error”, alertó.